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martes, 11 de octubre de 2011

CINCO SIGLOS DESPUÉS DEL GENOCIDIO , por Adrián Corbella (para "Nos Comunicamos" , "Diario 24" y "Redacción Popular" , 11-10-11 [1])


El 11 de octubre de 1492 los habitantes de un enorme continente de nuestro planeta vivían su último día de aislamiento ; alguno con más espíritu poético que yo quizás dijera “de soledad”. Pero no creo que esa sea la palabra adecuada. A veces, es mejor estar solo que mal acompañado…

Los pueblos de este continente, al que la etnia kuna llamaba Abya Yala, habían llegado desde la lejana Asia varios miles de años antes. Cambios climáticos en el globo terráqueo los aislaron de ese megacontinente que integran Europa, Asia y África, que están unidos por tierra.

Los pueblos de este continente, el continente desde el que escribo, desarrollaron muchísimas culturas, muy diversas. Tribus y clanes, Imperios y ciudades-estado, nómades y sedentarios, belicosos y pacíficos… había de todo.

No eran ni buenos ni malos, eran sólo seres humanos como los que habitaban los demás continentes. Algunos se relacionaron entre sí, alternando guerras y comercio, conquistas y migraciones. Otros jamás se conocieron, jamás entraron en contacto.

El prolongado aislamiento en relación a otros continentes los llevó a un desarrollo muy peculiar, con una fuerte identidad, pues no podían, como hacían los pueblos de Asia, África y Europa, copiarse unos de otros.

Como no había caballos ni camellos no se dieron en este continente fenómenos como el de los hunos y mongoles, o tantos otros pueblos de las estepas eurasiáticas, que unían con sus invasiones culturas muy distantes, como las de Europa y China.

Tampoco surgieron grandes pueblos dedicados a la navegación marítima, como fueron en el Viejo Mundo los griegos o los fenicios, que llevaban de aquí para allá productos, ideas y técnicas. Nuestros grandes navegantes fueron pueblos fluviales, como los inquietos guaraníes, que se extendieron por toda la cuenca del Plata.

Y si bien algunos alcanzaron un desarrollo cultural muy importante, y nos vienen a la mente enseguida los nombres de Incas, mayas y aztecas, y otros de éstos pueblos vivían de una manera muy simple, la mayoría no estaban preparados para resistir lo que llegó a partir del 12 de octubre de 1492.

Los europeos, españoles primero y otros grupos después, traían armas casi mágicas, que generaban fuego, humo y mucho ruido, barcos magníficos, extraños animales que transportaban a gran velocidad a los guerreros, armaduras de metales duros y brillantes, y perros entrenados para atacar. Además estos recién llegados (¿Serían dioses?) eran muy hábiles para dividir a los pueblos locales y enfrentarlos unos con otros.

Y, a la vez que algunos pueblos de este continente comenzaban a ser derrotados , extrañas enfermedades atacaban sin piedad a los habitantes de Abya Yala. Enfermedades que los invasores no contraían.

Bastaron cien años para que medio continente quedara en manos de los recién llegados. Sólo lograron evitarlos los pobladores de hábitats que complicaban a los invasores : llanuras interminables, selvas o bosques impenetrables, páramos helados. En estas zonas las culturas locales se mantuvieron, y muchas se fueron transformando por influjo indirecto de los conquistadores : aprendieron a montar esos extraños animales, y , eventualmente, a manejar las mágicas armas.

Para los demás pueblos, para los que habitaban la mitad conquistada del continente, fue como el fin del mundo.

Derrotados, despojados y casi esclavizados se vieron en manos de unos conquistadores que además les imponían su lengua, su religión, sus costumbres. Conquistadores que trajeron nuevas plantas y animales, así como más trabajadores, a los que también trataban mal, de un lugar lejano y misterioso.

Se había concretado un genocidio ; habían muerto decenas de millones de personas ; etnias enteras habían desaparecido, junto con sus lenguas, religiones, costumbres, conocimientos ; ni el hábitat se mantenía igual.

De las cenizas de esta hecatombe, nacía un Nuevo Mundo.

Nosotros, americanos del siglo XXI, somos hijos, herederos de ese genocidio. Genocidio que dio origen verdaderamente a un Nuevo Mundo, en el que americanos, europeos y africanos se mezclaron profundamente.

Porque aquí ya no hay europeos “puros”, ya no hay americanos “puros” , ya no hay africanos “puros”. Nos hemos mezclado étnica y/o culturalmente. Somos un Nuevo Mundo mestizo.

Incluso nosotros, los argentinos, que hicimos tantos esfuerzos por transformarnos en europeos, por renunciar a ese pasado criollo, africano y americano que avergonzaba a nuestros intelectuales liberales o positivistas, tenemos por bebida nacional al mate (que nos heredaron los guaraníes), y por música nacional al tango (con influjos diversos, incluso africanos)…

Debemos saber quienes somos. Y, como continente mestizo, debemos aprender a respetar y valorar tanto las diferencias como las coincidencias.

La mayoría de los continentes son sólo líneas trazadas arbitrariamente en un mapa… ¿Qué es un asiático?... ¿Qué une a un árabe con un japonés, a un hindú con un chukchi siberiano, a un armenio con un vietnamita?... Absolutamente nada.

En cambio, y pese a nuestras a veces enormes diferencias, si podemos encontrar grandes similitudes entre un argentino y un mexicano, entre un chileno y un brasileño, entre un uruguayo y un cubano…

Mañana (el 12 de octubre) se cumple un nuevo aniversario del que fue posiblemente el mayor genocidio de la historia de la humanidad.

La conquista fue como un gran tsunami que arrasó un continente, transformándolo de una forma irreversible. Somos lo que quedó cuando el agua se replegó.

Recordaremos ese genocidio con tristeza.

Y trataremos de construir un “Nuevo Mundo” que sepa respetar y valorar a todos.

Adrián Carlos Corbella

[1] : Este artículo fue publicado originalmente en este blog el 11 de octubre de 2010, y ha sido recientemente publicado en :

http://www.nos-comunicamos.com.ar/content/cinco-siglos-despues-del-genocidio

y en :

http://historiaparatodos2011.blogspot.com/2011/10/cinco-siglos-despues-del-genocidio-por.html

en :

http://www.redaccionpopular.com/articulo/cinco-siglos-despues-del-genocidio

y en :

http://www.eldiario24.com/nota.php?id=235360


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