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domingo, 25 de septiembre de 2011

SER GORILA, por Vicente Battista (para “Miradas al Sur” del 25-09-11)



Miradas al Sur. Año 4. Edición número 175. Domingo 25 de septiembre de 2011
Por
Vicente Battista, escritor
octubre@miradasalsur.com


No es necesario retroceder mucho para encontrar su origen. Basta con ir hasta marzo de 1955 y detenerse en un programa cómico, La revista dislocada, que conducía Delfor. “Deben ser los gorilas, deben ser, que andarán por ahí”, proclamaba una canción festiva, pegadiza, en la que se parodiaba a un científico borracho, empeñado en encontrar un cementerio de gorilas.Se refería a los primates herbívoros que deambulan por los bosques de África, y no pretendía tener ninguna otra connotación. Sin embargo, la tuvo.

Muy pronto, la voz se utilizó para definir a todo aquel que fuese antiperonista. El mote lo pronunciaban con desprecio los peronistas y lo recibían con orgullo los antiperonistas. Esta bipolaridad no tiene por qué asombrar, suele ser típica en política: poco después de que les gardes françaises tomaran la Bastilla nacieron dos categorías: izquierda y derecha; del mismo modo que luego de que los bolcheviques rusos tomaran el Palacio de Invierno, el mundo político se dividió en dos formas irreconciliables: comunismo y anticomunismo.

El fin de las ideologías fue una peregrina idea de finales del siglo pasado que no se proyectó en este que recién comienza.No se acabaron las ideologías, pero, hay que aceptar, ya no conservan los rigores de antaño. La derecha y la izquierda, así como el comunismo y el anticomunismo, se muestran más dóciles y dispuestas al diálogo. Casi es natural que un líder de derecha exhiba ciertos guiños de izquierda o que un líder de izquierda acaricie alguna propuesta de derecha. Los que cuestionan el modelo comunista no necesariamente se convierten en devotos del anticomunismo.

Aunque no todo cambia, el exclusivo clan que conforman los gorilas no ha cambiado un ápice: los gorilas de hoy mantienen inalterables sus condiciones de ayer. Rechazan cualquier tipo de negociación frente a quienes consideran sus naturales enemigos: los peronistas.

Quedarse en ese concepto significaría quedarse a mitad de camino: los gorilas van más allá del rechazo al peronismo, incluso es posible encontrarlos en el interior del propio movimiento. El 1º de mayo de 1974, en Plaza de Mayo, en el último acto que tuvo a Perón por orador, los Montoneros, antes de abandonar la plaza, cantaron: “¿Qué pasa General, que está lleno de gorilas el gobierno popular?”. Efectivamente, estaba lleno de gorilas, una costumbre que aún se mantiene vigente entre ciertos sectores del peronismo. Soberbios y arrogantes, desprecian aquello que posea raíces progresistas y/o huela a populismo. Criaturas prehistóricas, conspiradoras y golpistas, se caracterizan por repudiar lo que signifique democracia y progreso. Son, en pocas palabras, enemigos de todo lo bueno.

Tal vez por eso, al gorila le cuesta reconocerse como tal, suele negar su condición, aunque pocos logran escapar de aquella sentencia de Mateo (7-15/20): “Por sus frutos los reconoceréis”.

El gorila que habita los bosques de África es una especie en peligro de extinción.

El gorila que deambula por las calles de la Argentina, también.

Siento enorme pena por el destino de los gorilas de África.

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