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martes, 20 de septiembre de 2011

Grecia, la Unión Europea y los EE.UU., por Juan Chaneton (para “Nos Comunicamos” , sept.2011)




El capitalismo supura por su tumor griego, persistente y peligroso para el sistema financiero y para la economía real mundial porque una cesación de pagos en un eslabón de la cadena manda a la quiebra a los acreedores (en este caso, de Grecia) y estos acreedores son los bancos con sus casas matrices en EE.UU., Europa y Japón y con sus filiales diseminadas por todo el mudo. Éstas también tendrían problemas serios y, con ello, estamos en condiciones de sospechar que las consecuencias del defalut griego se harían sentir, incluso, en Latinoamérica.
Pero en esta región las políticas económicas, financieras, comerciales, sociales y culturales que se aplican desde hace una década han desenganchado a nuestros países de un sistema global que cobrará sus víctimas allí donde la integración a las finanzas mundiales haya sido boba, ingenua y sin reaseguros y no se hayan tomado los recaudos antisísmicos indispensables para eludir el meteoro o, por lo menos, para quedar en pie después de catástrofes que, últimamente, vienen en registro de 8 o 9 en la escala de Richter.La interdependencia y la integración es ineludible, incluso para Latinoamérica, pero el modo y los ritmos de esa integración y, sobre todo, con quiénes nos asociamos, son decisiones soberanas que, tomadas con inteligencia y en clave de soberanía nacional irrestricta, nos abriga de las inclemencias y nos permite salir a jugar el partido con lo mejor que tenemos y hasta con un banco de suplentes que poco tiene que envidiar a los titulares.


El capital supura, ahora, por varios tumores, pero el griego es el más virulento, No cede a ninguna terapéutica, con el agravante que los facultativos no se ponen de acuerdo en cuanto a la medicación a utilizar con el paciente que boquea en intensiva hace ya varios meses.Se veía venir, claro.


En la universidad George Washington, de los EE.UU., Strauss Kahn, antes de que cayera en la trampa, venía diciendo cosas como éstas: “…requerimos un impuesto a las actividades financieras para obligar a ese sector a absorber parte de los costos sociales de su comportamiento arriesgado… (el FMI) debe combatir las raíces económicas de la guerra…”.


Suicida el hombre. Por mucho menos mataron a Kennedy. Pues vaya alguien a decirle a las familias Rotschild, Rockefeller, Harriman o Morgan que el Estado los obliga a algo… Si ellos son los que ponen el dinero para que Bush, Obama, Sarkozy, Merkel o Gordon Brown ganen sus elecciones de tanto en tanto. Ellos son los dueños y los dueños mandan.


Al señor DSK lo reemplazó Christine Lagarde cuyo DNI acusa que es de nacionalidad francesa pero que ha hecho fama entre los suyos porque cuando era ministra de economía escribía todos sus memorándum internos en inglés y obligaba a sus subordinados a hacer lo propio. Con la cabeza hecha en los EE.UU., esta abogada que preside ahora el FMI ha retomado la línea de sus mandantes: se opone a toda regulación al sector financiero, a reestructurar la deuda de los “pigs” (Portugal, Irlanda, Grecia y Spain) y de otros que no son chanchos (pig, en inglés, significa porcino) pero que tampoco deben hacerse ninguna ilusión acerca de que el Fondo les permitirá quitas o moratorias: las deudas hay que pagarlas, aunque el deudor las haya contraído con un revólver sobre la sien.Como se ve, estamos ante un relevo en una de las cúpulas de la institucionalidad mundial (el FMI) que ha eliminado de la escena a un hombre que pensaba soluciones capitalistas para la crisis financiera pero sin dejar de incorporar al cuadro las guerras de la OTAN y el despilfarro de los gastos militares. Eso sí que es heterodoxia…!



Los bancos y las fuerzas productivas




El punto ciego de la crisis, entonces, está en Europa y los Estados Unidos con riesgo de extenderse a otras zonas del mundo si no se toman recaudos: integración regional, moneda común, mercado interno, fondos anticíclicos (reservas) y Banco propio (Banco del Sur). Y si para ellos la guerra es un actor más en el cuadro de la crisis financiera (Strauss Kahn lo dice, los demás lo callan), nosotros, aquí en el sur (en el Mercosur)[1] deberíamos avanzar hacia la integración también en materia militar, aun cuando esto es materia para otra nota.


El epicentro, entonces, es la vieja Europa y el nuevo Estados Unidos, ambos decrépitos, en realidad, y huérfanos de soluciones a largo plazo y de proyectos de estabilización política local y mundial.La persistencia del desorden y del riesgo del default en cadena les ha desmentido argumentos que venían sosteniendo desde la caída de Enron (2002) y desde la de Lehmann Brothers (2008). Todo se debía, según los enemigos de Stiglitz y Krugman (esto es, según la ortodoxia) a estados de bienestar despilfarradores y que fomentaban la apatía laboral. Otro argumento era que había baja productividad en las empresas, es decir, que no se superexplotaba debidamente a la fuerza laboral. Y el razonamiento anejo: ello ocasiona déficit fiscal.


Estas supercherías ocultaban el fondo del problema, su causa última, su etiología recóndita: la globalización es un proceso hegemonizado por el capital financiero; la destrucción de los aparatos productivos ocurrida en los ’90 dio paso a una dinámica bancaria que parió excrecencias llamadas “productos con elevada capacidad de apalancamiento”, como los seguros por créditos impagos, los contratos por diferencia, los hedge funds, los fondos de capital que operan en las bolsas como si fueran acciones, los derivados, entre los cuales se destacan los warrants, que permiten apostar a que una acción ganará valor o lo perderá, esto es, una timba hecha y derecha practicada con dinero cuyo origen es el trabajo humano o que no tiene origen en ningún lado ya que puede tratarse, también, de meros papeles sin respaldo en la economía real.


Y entonces, tampoco es Grecia el problema que aqueja al capitalismo. Es el estancamiento de las fuerzas productivas del sistema global transfiguradas, ahora, en especulación desenfrenada para que los balances den positivo a fin de año. Aunque todo sea ilusión.



Un mundo con dueños



Está en curso, como consecuencia de lo antedicho, una nueva fase de concentración del sistema bancario. Quebrarán muchas entidades aunque, en rigor, ya están técnicamente en quiebra.En los EE.UU. hay que salvar al Bank of America, al Citigroup, al Morgan Stanley, al Goldman Sachs y al JP Morgan. La Reserva Federal (que es el banco central estadounidense y es privado) mostró la hilacha que confirma cuáles son los objetivos de los ricos del mundo: entre 2007 y 2010 prestó más de diez billones de dólares a esos bancos para recapitalizarlos y ha dejado sin cobertura al resto, de tal manera de consolidar la concentración del sector. Y “en Inglaterra, hace apenas unos días, se ha iniciado una investigación penal a cargo de la Oficina de Delitos Complejos (SFO) debido a los fraudes cometidos por las grandes entidades financieras del Reino Unido, entre ellos, HSBC, Barclays y Royal Scotland.”[2]Parece entrar en un cono de sombra la viabilidad de la Eurozona. La renuncia de funcionarios de la UE (Jürgen Stark, de la junta ejecutiva del Banco de Europa, en desacuerdo con la ayuda a Grecia) y las presiones a que se ve sometida Angela Merkel para que Alemania opere soluciones cuasimágicas al entuerto dan cuenta de contradicciones que aquejan al capitalismo mundial en una etapa histórica cuya seña de identidad más específica tal vez sea la resignación de los EE.UU. de su liderazgo mundial.


Chritine Lagarde, en su nuevo papel de presidenta del FMI, ha comenzado a exigir que se salve a los bancos, esto es, que los Estados inyecten dinero en sus arcas. Este dinero de que disponen los Estados es dinero público, naturalmente. Es patrimonio común de la sociedad, pero el Estado, en línea con la funcionalidad que le atribuyó Marx en La ideología alemana y Lenín en El Estado y la revolución, dispone de ese dinero público entregándoselo a los privados. El Estado deviene, así, dimensión que expresa un determinado interés de clase, es decir, no es una instancia “objetiva” que lauda de modo imparcial conflictos que ocurren en la sociedad.


Y otro dato, no menor, es que esos bancos en crisis y en proceso de concentración a costa de los contribuyentes son, también, los dueños de las empresas de armamentos, de los laboratorios, de las universidades, de los medios de comunicación y del petróleo. El capitalismo plutocrático extremista está en crisis y lo atraviesa una contradicción más: surgen, en la dinámica capital-trabajo, economías emergentes como los BRICS.



Y a EE.UU., ¿quién lo ayuda?




Precisamente, Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica, que componen aquel nucleamiento, se reunirán el 22 de septiembre en Washington para examinar propuestas de ayuda a la Unión Europea, que es como decir propuestas para sostener el euro ya que, con este nivel de endeudamiento esa moneda va camino a una lenta agonía.Y hay dos modos de ayudar. Una es comprar deuda europea. Pero no mucha, claro. Todos los países BRIC son excedentarios en cuanto a su disposición de líquido, esto es, de papel moneda. Pero ninguno está dispuesto a ir más allá de compras moderadas de papeles griegos e italianos pues no mascan vidrio y, por ejemplo, no saben cómo la señora Merkel y el señor Sarkozy manejarán las cosas de cara al futuro.


La otra ayuda que pueden prestar los BRICS es invertir. Y en esto China es el principal actor que, sin dudas, puede afincarse en Europa con más emprendimientos. La pregunta que habría que hacerse es: ¿y por qué estos emergentes querrían ayudar a la UE, que secularmente los ignoró y/o despreció? Porque les conviene desde el punto de vista económico y de negocios. Es una razón.


La otra es política, y en ella están interesados básicamente China y Rusia: el caos mundial no es negocio, todavía, para estos países, mucho menos cuando se hallan corriendo con ventaja respecto de unos EE.UU. en franco declive.


El colapso europeo y estadounidense, así, no sería otra cosa que el colapso del sistema capitalista mundial y hay que estar en condiciones de hacerse cargo de semejante inflexión histórica. Tiempo y paciencia, como aconsejaba Sun Tsu, el genial estratega guerrero. Y lo que está ocurriendo ante nuestros ojos es una guerra.Porque si Europa muestra el tembladeral como diagnóstico, los EE.UU. no le van en zaga. Allí, las fuerzas productivas han cesado de crecer y no se sabe por cuánto tiempo. La Oficina de Censos acaba de dar a conocer el índice de pobreza absoluta en el país: 15,1 %, el más alto en 18 años. Y 46 millones doscientos mil estadounidenses viven con menos de 1000 dólares al mes. En el último año aumentó el número de personas sin cobertura médica y la desocupación alcanza al 9,1 %.


Mientras en Argentina los planes sociales disminuyen a favor de un paulatino pero constante aumento de la ocupación, en EE.UU. aumentan a niveles nunca vistos. Allí los subsidios se llaman Cupones de Comida.El índice de Gini (que mide la desigualdad) también señala con el dedo al capitalismo norteamericano: el 10% que recibe menos ingresos vio disminuir su renta en un 12,1%; mientras que para el 10% que más gana sólo se recortó el 1,5 por ciento. Se trata de una película ya vista: los pobres cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos o, por lo menos, se mantienen en el goce de sus intangibles e inmedibles fortunas.
Es la “democracia en América” de la que hablaba Toynbee. Es el injusto, perverso y brutal sistema capitalista atascado en un ciclo histórico del que le cuesta salir, si es que alguna vez lo puede hacer.Parecería que marchan a su propio funeral. O a la guerra como deus ex machina que solucione los problemas. Un código cultural, a estas alturas ya asentado y consolidado en la conciencia del pueblo estadounidense, es la convicción de que el Estadfo es un monstruo grande que pisa fuerte y que ahoga la iniciativa privada. Es un error. Pero nadie lo ve. Los republicanos son los adalides de esta propaganda interesada y sinuosa. Los “ti partistas”, versión sajona de la demencia alemana encarnada en Hitler, azuzan el mismo eslogan y, de frente, plantean que la guerra debe continuar.El más arriba citado abogado y profesor de la Universidad Nacional del Comahue, Darío Tropeano, nos regala un dato no nimio: “…un banco que evidencia buenos índices de solvencia, bajísima exposición a los activos tóxicos especulativos y aumento de los préstamos a la producción en medio de la crisis, es el Banco Estatal de Dakota del Norte…”. Y continúa el especialista: “…¿por qué esta noticia no aparece en los grandes medios de comunicación? ¿Cuál es el riesgo de dar a conocer este caso de eficiente administración financiera?[3]




Juan Chaneton14/9/2011




NOTAS :



[1] A juicio de quien esto escribe, la integración militar en el marco de la UNASUR presenta complejidades que no la hacen viable de modo inmediato, con el consiguiente peligro de que fracase en el primer intento. Y esto es así por cuanto en ese espacio conviven y operan “alfiles” de los EE.UU., verbigracia, Colombia, y potencialmente otros. Comenzar por el Mercosur sería lo más aconsejable, aun cuando Paraguay es asentamiento de la base militar más grande que el imperio tiene en el continente, la Mariscal Estigarribia. Y sin dejar de ponderar, también que el “stronismo” ocupa lugares dominantes en la estructura de poder del vecino país y no ha podido ser removido de allí. En todo caso, la integración exclusivamente defensiva entre Brasil y Argentina no encuentra, hoy, ningún obstáculo y sí varios intereses en cooperación e importantes: Amazonia, petróleo, Malvinas, acuíferos. Y arrastraría, en su dinámica, a los demás. El punto duro, aquí, es adivinar si las burguesías de ambos países estarán interesadas en incorporar a la alianza defensiva a un país cuyo riesgo de ser invadido ha pasado de posible a probable: Venezuela.




[2] Darío Tropeano, Río Negro, 10/9/2011.




[3] Darío Tropeano; en “El derrumbe del sistema financiero occidental”; diario Río Negro, 10/9/2011.

Publicado en :
http://www.nos-comunicamos.com.ar/content/grecia-union-europea-y-eeuu

El artículo del diario rionegrino que menciona Chaneton en su nota puede consultarse también en este blog -también encontrarán allí el link original del periódico patagónico-


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