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jueves, 22 de septiembre de 2011

EL VOTO CIENTÍFICO. LA OPOSICIÓN A LA DERIVA, POR Ciro Annicchiarico (para “Agencia Rebanadas de Realidad”)



Por Ciro AnnicchiaricoFuente : Agencia Rebanadas de realidad
Buenos Aires, 19/09/11.-

En el actual aquelarre desquiciado de la oposición, entre otras razones como consecuencia del impactante resultado de las PASO del 14 de agosto pasado, si hay un reclamo más o menos común que vienen echando al viento, es el de que no convendría que el oficialismo, el próximo 23 de octubre, obtenga una cantidad de votos tal que lo lleve a contar con quórum y mayoría propios en el Congreso Nacional. Afirman que tal cosa daría supuestamente lugar a un autoritarismo, a un absolutismo, y hasta se ha llegado a hablar de monarquía. Se dice que en tal caso dicha situación conspiraría contra la calidad institucional. Por lo tanto, afirman, el electorado tendría que garantizar que haya una oposición que controle. Esto de entrada, ni bien uno lo escucha, parece sonar lindo para oídos republicanos. Ahora bien, después de que tan noble aspiración se propone, y uno reflexiona mínimamente sobre el particular, sobrevienen un montón de interrogantes, todos los cuales se derivan a partir del momento en que, supongamos que se acepte tal propuesta, se aborda la cuestión del método para lograr ese, llamémosle así, "voto científico". En primer lugar se impone una consideración básica: quienes en las PASO votaron por cualquiera de las alternativas de oposición, es de suponer que el 23 de octubre, más aún motivados por aquella aspiración sensiblemente republicana, volverán a hacerlo en igual sentido. Es irrazonable pensar que para evitar la ampliación de poder de la fórmula oficialista, algún opositor decida votar por ella. Sería un contrasentido. Entonces cabe concluir que para lograr el postulado que motiva esta nota, no existe otro camino que esperar, ya sea que el algo más del veinte por ciento del electorado que no concurrió a las urnas el 14 de agosto, el próximo 23 de octubre lo haga masivamente, y la mayoría vote a la oposición, o -la otra vía- el cambio de su voto de un sector comprendido en el universo de votantes del kirchnerismo en las PASO. Lo primero es de altísima improbabilidad o, en todo caso, reproduciría similares porcentuales que los que se dieron. Nada cambiaría. De modo que habría que apostar a que se diera la segunda hipótesis: el cambio de voto de quienes votaron al kirchnerismo, insuflados, ante el clamoroso llamado de la oposición, de una altísima sensibilidad republicana. Y aquí viene el gran interrogante, dado el caso: ¿cómo es que se llega a cumplir semejante objetivo? Enseguida advertimos que encontrar las respuestas resulta sumamente dificultoso. Veamos por qué:
Primera pregunta: ¿En qué lugar de la Constitución Nacional y de la Ley Nacional Electoral existe alguna disposición que fije algún techo para la cantidad de votos a reunir en una misma lista por parte del electorado?
Segunda pregunta: ¿Por qué es autoritario o contrario a la calidad institucional que una enorme mayoría del pueblo elija en un mismo sentido y con un mismo determinado rumbo? ¿Qué pasaría en un país hipotético en el que el ciento por ciento del electorado eligiera libremente en un mismo sentido? ¿Sería ilegítimo? ¿Sería autoritarismo? ¿O sería una comunidad ideal que ha logrado que todo su pueblo, conciente de lo que quiere, tire para un mismo lado? ¿Esto es malo o es bueno?
Tercera pregunta: ¿Es legítimo proponer al electorado que vote en contra de sus convicciones para evitar un determinado nivel de mayoría, que se supone inconveniente, sin basamento legal? ¿Desde qué postulado ético cabe proponer a un elector que vote en contra de sus convicciones?
Cuarta pregunta: ¿Cómo hace el electorado -suponiendo que se superaran exitosamente los primeros interrogantes- para determinar quienes, entre aquellos que adhiriendo a la fórmula "Cristina Kirchner / Amado Boudou", no obstante el 23 de octubre votarán por la oposición a fin de evitar el mentado peligro de "autoritarismo"?
Quinta pregunta: Si se supera (no sé cómo) el interrogante anterior, se deriva otro: aquellos que contra su deseo decidan votar a la oposición para evitar el "autoritarismo kirchnerista", ¿a quién deberán elegir entre las alternativas de la oposición? ¿Cómo se hace para elegir entre quienes uno no desea que ganen por considerarlos contrarios a nuestras convicciones o peligrosos para el bien común?
Sexta pregunta: supongamos que la propuesta es válida. En tal caso, dado que el voto es secreto, entre quienes lo hagan, ninguno exteriorizará su decisión de votar a algunos candidatos de la oposición, pese a desear hacerlo por la fórmula "Cristina Kirchner / Amado Boudou". Nadie entonces tendrá la medida en que semejante "voto científico" será ejercido por otro u otros, de modo que podría pasar que pensando todos que serán los únicos, en realidad la mayoría termine por poner en práctica su altísima sensibilidad republicana. En ese caso ganaría las elecciones uno de los candidatos de la oposición, pese a que la enorme mayoría del electorado se siente representado por la propuesta de "Cristina Kirchner / Amado Boudou". Esta situación sí que haría que el resultado fuese, sin ninguna duda, totalmente irrepresentativo y de casi nula calidad institucional, augurando un escenario de altísima ingobernabilidad y conflicto social.
La conclusión es que seguimos sin saber qué es lo que dice, lo que piensa y lo que quiere, exactamente, la oposición, hoy más que nunca a la deriva, proponiendo cosas respecto de las que no se toma previamente el tiempo suficiente para reflexionar sobre su racionalidad.
(*) Abogado penalista, ex concejal de Lomas de Zamora; integrante de Conciencia Al Sur (CONSUR), Grupo de Reflexión y Gestión.Rebanadas de Realidad - Buenos Aires, Argentina


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