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jueves, 18 de agosto de 2011

LA MÁQUINA DE DECIR “NO” , por Adrián Corbella (para "Mirando hacia adentro")





Luego del apabullante triunfo de CFK en las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias), muchos candidatos opositores van mostrando cierta lógica resignación ya que, si el intento de Daniel Filmus de remontar en un ballotage los 20 puntos que le llevaba de ventaja Mauricio Macri parecía una gesta épica casi imposible (y lo fue), levantar el 38% que separa a CFK de Alfonsín o Duhalde adquiere contornos irreales, fantásticos.
Por eso, muchas voces opositoras, tanto políticos como periodistas y politólogos, comienzan a hablar de la necesidad de equilibrar el poder oficialista del Ejecutivo con una mayor cantidad de legisladores opositores.
Esta idea de lograr cierto equilibrio de poder entre las diferentes fuerzas políticas y poderes del gobierno es correcta en teoría, pero muy cuestionable en la práctica, debido a la existencia de antecedentes que no podemos obviar.
Retrocedamos mentalmente a 2009. El clima ciudadano era otro. El conflicto agromediático de 2008 había alejado a muchas personas del FpV ; a gente que en su vida había visto una planta de soja, y que tampoco comprendía demasiado qué era lo que se discutía. El desgaste del gobierno fue enorme, y la decisión No Positiva del vicepresidente Cobos incrementó el problema.
La consecuencia concreta fue que en las elecciones de 2009 el oficialismo perdió un tercio de su electorado, logrando apenas una cifra cercana al 30% de los votos. El FpV mantuvo por una diferencia muy escasa su condición de primera minoría, y perdió en distritos clave, como la provincia de Buenos Aires, en la cual el propio Néstor Kirchner era candidato.
La oposición logró aumentar significativamente el número de integrantes de sus bloques, y pronto tuvo oportunidad de demostrar cómo eran sus características y aptitudes.
Al producirse el recambio legislativo, los bloques opositores entraron “a saco” al Congreso, quedándose con la presidencia de las Comisiones clave, esas que la tradición parlamentaria dejaba siempre en manos del oficialismo. Luego organizaron el llamado “Grupo A”, alianza contranatura de todos los bloques opositores de cierta importancia, unidos con el único objetivo de bloquear toda acción de gobierno. Unidos para paralizar al Poder Ejecutivo, y con él al país. Y el primer conflicto con el que este grupo debutó fue con el atrincheramiento de Martín Redrado en el Banco Central de la República Argentina, hecho grotesco como pocos que se recuerdan en nuestra historia : políticos liberales tratando de evitar que se honraran los compromisos externos …
En una democracia hay varias fuerzas políticas. Y, en teoría, cada una de ellas tiene distintas ideas, planes o proyectos. Si un ciudadano vota la lista de diputados del PRO, y otro vota la de Proyecto Sur, ambos lo hacen en la confianza de que éstos candidatos actuarán según las plataformas de los respectivos partidos. Y que por lo tanto rara vez votarán juntos, difícilmente votarán de la misma manera.
Por eso, si los legisladores pertenecientes a media docena de fuerzas políticas distintas forman un superbloque opositor que actúa en conjunto sólo impulsado por la voluntad de oponerse a todo, están vulnerando la voluntad de sus electores y quitando contenido a la democracia. Porque … ¿Qué sentido tiene votar si, gane quien gane, todos harán lo mismo?. Es decir, esta actitud de dar la espalda a la propia ideología e identidad partidaria para juntarse con partidos de ideas muy distintas con el único objetivo de oponerse al oficialismo bastardea los principios democráticos más elementales.
Quizás la única fuerza opositora que ha evitado caer reiteradamente en esta actitud es el Partido Socialista, eje del actual Frente Amplio Progresista, ya que sus legisladores han votado en cada caso siguiendo sus ideas, alguna vez con el oficialismo, y en la mayoría de los casos con la oposición.
Por el contrario, el Grupo A se transformó en una máquina de impedir. En una fuerza que se opuso a todas y cada uno de las iniciativas gubernamentales. Una máquina, además, muy ineficiente, porque rara vez sus planes lograron tener éxito.
El oficialismo se vio obligado a lo largo de 2010-2011 a gobernar desde una situación de extrema debilidad : sin contar con mayoría en ninguna cámara, con la comisiones clave en poder de la oposición, con un pequeño vicepresidente con veleidades de líder opositor, con algunos jueces siempre dispuestos a emitir una “cautelar-express” cuando el Grupo A o sus inspiradores empresarios lo necesitaban, con un paraguas mediático que invisibilizaba los errores de los opositores y agrandaba o inventaba las falencias del gobierno, sin un presupuesto aprobado, con una mayoría opositora artificial construida a partir de la suma, del apilamiento, de fuerzas políticas con muy poco en común entre sí …
Nos es fácil encontrar en la historia argentina un gobierno que haya enfrentado una situación tan difícil (y haya sobrevivido para contarlo). Situación agravada el 27 de octubre de 2010 por la muerte de Néstor Kirchner, fundador y líder político del FpV, presidente del Partido Justicialista, Secretario General de UNASUR, diputado nacional, y esposo de la Presidenta.
En medio de semejantes dificultades, a lo que podríamos sumar la grave crisis económica mundial, el gobierno de CFK logró a base de inteligencia, habilidad, audacia y esfuerzo aprobar leyes fundamentales, y concretar un gobierno cuyos logros son difíciles de comparar con los de los gobiernos precedentes. Y lo hizo sin abusar ni de los DNU (Decretos de Necesidad y Urgencia) ni de los vetos presidenciales.
Hace pocos días la mitad del pueblo argentino reconoció los méritos de la Primera Mandataria , su desempeño en este situación tan difícil, al darle un contundente apoyo electoral en las PASO .
El 23 de octubre tenemos en Argentina una elección general que incluye la renovación del Poder Legislativo. Terminan su mandato los legisladores elegidos en 2007, comicio en el que el FpV obtuvo el 46% de los votos. Por el contrario, los numerosos legisladores opositores que ganaron sus bancas en 2009 continuarán en sus cargos hasta el 2013.
Si el oficialismo no obtiene al menos el mismo 46% que consiguió en 2007, reducirá su representación legislativa aunque gane la elección, incrementándose el poder parlamentario de la oposición. Si esto sucediera, sería muy negativo para el país, sobre todo si tenemos en cuenta la actitud obstruccionista e inepta, la carencia de ideas alternativas, que la oposición ha mostrado en estos años.
Quizás a nivel teórico el equilibrio de poder sea ideal en una democracia. Pero este argumento fenece cuando para conseguirlo debemos entregar el poder a fuerzas políticas carentes de identidad, ideas, sin grandes luces y dedicadas solamente a poner piedras en el camino de los otros. Nunca puede ser una buena idea darle poder a quien ha demostrado sobradamente que abusa sistemáticamente de él.
La existencia de una oposición es muy importante en una democracia. Por eso, aquellos ciudadanos que no acuerdan con las políticas del kirchnerismo, deberían buscar alternativas opositoras que tengan una identidad definida, que respeten dicha identidad, y que actúen con al menos un mínimo de seriedad.

Adrián Corbella, 18 de agosto de 2011.




Esta nota ha sido publicada con consentimiento del autor en los siguientes medios :


Redacción Popular (19-8-11)




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