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martes, 19 de abril de 2011

¿QUÉ SE VOTA EN OCTUBRE?, por Adrián Corbella (para "Mirando hacia adentro")
















Dedicado a mi amigo Alejandro, y a muchos miles de Alejandros más a los que no conozco.


Estamos a seis meses de las elecciones, y uno encuentra en la ciudadanía tres posiciones principales.
Por un lado tenemos a aquellos que están absolutamente decididos a votar a Cristina Fernández. Que la piensan votar con convicción por sus méritos en estos tres años y por todo lo que hizo Néstor en el período precedente. Son representantes de un voto kirchnerista convencido, ideológico, que apunta a, como dijo en su momento Carlos Heller, defender el vaso medio lleno y procurar llenar la otra mitad.
Tenemos un segundo grupo que está igualmente decidido. No les gusta para nada este modelo . Odian a Cristina como odiaban a Néstor. Añoran los años del neoliberalismo, y extrañan a figuras “entrañables” como Roque Fernández, Domingo Felipe Cavallo, Álvaro Alsogaray, los hermanos Juan y Roberto Alemann, Juan Vital Sourrouille, José Alfredo Martínez de Hoz e incluso al ya lejano Adalbert Krieger Vasena . Y están buscando cuál de los candidatos de la oposición los seduce más (tarea difícil, porque esos candidatos son tan sexys como una momia).
Y finalmente hay un tercer grupo, también muy numeroso, que todavía duda. Que le reconoce al kirchnerismo logros importantes pero que es crítico de algunas cosas … que la inseguridad esto, que la inflación aquello, o que simplemente no les gustan algunas caras de dirigentes que acompañan al oficialismo. Están analizando la posibilidad de votar a CFK en octubre, y probablemente muchos de ellos lo hagan, pero no están demasiado convencidos, tienen dudas, pero no encuentran otro candidato más potable en un conglomerado opositor mucho más rico por su cantidad que por su calidad. En este grupo se ubica mi amigo Alejandro.
Con Alejandro muchas veces charlamos de política, en persona o vía mail, y el otro día me quedé reflexionando sobre este intercambio de ideas, y terminé elaborando este pequeño aporte a la confusión general.
Porque yo creo que la gran pregunta es : ¿ Qué votamos en octubre? … ¿Votamos solamente un nuevo presidente, legisladores, gobernadores? … ¿O votamos algo más?...
¿Votamos además por un “modelo”? … ¿Y qué demonios es un “modelo”, me dirán algunos?...

Empecemos por la pregunta final. Los países generalmente tienen un modelo de desarrollo, elaboran un paradigma, una serie de pautas que trascienden la política partidaria y se transforman en un sustrato que se mantiene más allá de los periódicos cambios de ocupante del Poder Ejecutivo. Un país puede dedicarse a la industria, a los servicios o a las actividades primarias ; puede crecer aisladamente o asociado a un bloque económico ; puede ser capitalista o socialista ; puede tener un capitalismo de tipo neoliberal o uno keynesiano …
Una vez que un país fija un modelo, establece un paradigma, hay cierto efecto arrastre, cierta inercia, que dificulta el emprender otro camino.

El modelo agroexportador que se estableció en la Argentina a fines del siglo XIX sobrevivió a sus creadores políticos. No fue cuestionado por la UCR yrigoyenista que los derrotó, y recién comenzó a descomponerse con el peronismo.

El modelo de industrialización por sustitución de importaciones, cuyos tímidos comienzos datan de la crisis del ’30, fue favorecido por el peronismo, que no llegó a completarlo . Sin embargo, la Argentina de 1955 era tan distinta a la de 1946 que la Revolución “Libertadora” no pudo limitarse a restablecer sin más la Constitución de 1853 ; se vio obligada a agregarle un conjunto bastante avanzado de derechos sociales en el artículo 14 bis. Y pese a la presencia de muchos gobiernos hostiles al peronismo, diversas reformas introducidas por esta fuerza política siguen existiendo hasta hoy.

El modelo agrofinanciero y desindustrializador del neoliberalismo, un “modelo agroexportador” maquillado, nace en la década del ’60 tímidamente, pero se manifiesta con claridad en los setenta con Martínez de Hoz, en los ochenta con Sourrouille y desde los noventa con Cavallo y López Murphy. Su inercia fue tal que De La Rúa lo continuó, primero con Machinea, y luego incluso con el mismo Cavallo al frente del Ministerio de Economía, llevando al modelo a su implosión en el 2001.

En parte desde el 2001, y claramente desde el 2003, se está construyendo otro modelo, que tiene rasgos bien definidos que lo oponen al anterior. Se trata de un capitalismo keynesiano con inquietudes industrializadoras, en el marco de un sistema democrático inclusivo, con pleno ejercicio de los derechos civiles, y opuesto a la violencia y a la represión de las protestas sociales.
Este modelo, este nuevo paradigma, está aún en construcción, y a él se oponen factores de poder que representan fuertes resabios del modelo agrofinanciero desindustrializador del Neoliberalismo.
De todas maneras, algunas cosas se han logrado, pero muchas más están a medio hacer. Pero igual debemos reconocerle a estos dos últimos gobiernos que han avanzado por el camino que conduce a desandar la nefasta vía del neoliberalismo, y lo han hecho con obstinada determinación.
Como dijo hace un par de años Carlos Heller, el vaso medio vacío existe, y es importante. Pero si nos descuidamos corre riesgo la otra mitad, porque los sectores opositores, en forma casi unánime, pretenden volcar el vaso derramando su contenido.

Lo que está en juego este año son medidas como las paritarias, la actualización dos veces por año de las jubilaciones, el sistema jubilatorio solidario, la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Medios, Unasur, la política de Derechos Humanos, la no criminalización de la protesta social, el proceso de desendeudamiento, el descenso de los índices de pobreza, indigencia y desocupación, la reactivación industrial, el tener por primera vez en la historia una Corte Suprema independiente del poder ejecutivo, el disfrutar de un nivel de libertad de prensa y de expresión absolutamente inéditas, e incluso la posibilidad de tener en el futuro un gobierno que, como hace éste, se anime a hacerle frente a los poderes económicos nacionales o internacionales.

Los opositores combatieron en el Congreso todas y cada una de éstas medidas. No creo que sea necesario explicar qué harían si se hicieran cargo del poder.

En un mundo donde la democracia ha sido bastardeada por los poderes económicos, por poderes que permanecen detrás del trono pero que ejercen una decisiva autoridad, en Argentina vivimos un fenómeno impactante : tenemos un gobierno que piensa antes en sus votantes que en los grandes grupos económicos concentrados. No es poca cosa . Es un logro importantísimo que incrementa cualitativamente el valor de nuestra democracia.

Por eso en octubre no debemos olvidar que no votamos por la cara de uno o del otro ; no votamos por saber si la inflación es del 0,8 o del 1,6 % ; tampoco votamos para manifestar si la “inseguridad” es poca , mucha, o más o menos la que tienen en todo el mundo.

En octubre votamos para dejar bien en claro si el poder lo tenemos nosotros, los simples ciudadanos, o ellos, los grandes poderes económicos.

Adrián Corbella, 19 de abril de 2011.








ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO CON CONSENTIMIENTO DEL AUTOR EN LOS SIGUIENTES MEDIOS :


* Redacción Popular (20-04-11)





* Diario24 de Tucumán (20-04-11)





* Nos Comunicamos (24-04-11)











1 comentario:

  1. Yo creci odiando la politica, no queria saber nada al respecto hasta este gobierno que demostro que la Argentina puede ser mas que el lacayo del mundo. Defendamos lo nuestro. Gracias por el articulo.

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