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miércoles, 27 de abril de 2011

"EL FLACO" : Fragmentos del Capítulo XII (Primer discurso de Néstor), del libro de José Pablo Feinmann










































“No creo que cuando se gobierna se cambia convicción por pragmatismo”
Néstor Kirchner

“Néstor prometió –con ponderable y más que ponderable- lucidez , algunas de éstas cosas cuando se dirigió por primera vez al país. Luego de decir que pertenecía a una generación diezmada añadió algo decisivo : ‘Me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a los que no pienso dejar en las puertas de la Casa Rosada’. Atacó el pragmatismo político con tanta convicción como lo hemos hecho nosotros : ‘No creo en el axioma de que cuando se gobierna se cambia convicción por pragmatismo. Eso constituye en verdad un ejercicio de hipocresía y cinismo’. Y lanzó esa frase que lo ha fijado, que se repetirá siempre que se lo recuerde bien : ‘ Vengo a proponerles un sueño : reconstruir nuestra propia identidad como pueblo ; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la justicia ; vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros, de nuestra generación que puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales’. Luego de Néstor Kirchner y de Cristina Kirchner nadie volverá a establecer ese linaje. Recordemos a quienes se refieren las clases dominantes de este castigado país cuando mencionan a sus pilares fundadores :



*El Ejército
*La Iglesia
*El Campo



¿A quiénes mencionó Néstor Kirchner –insisto : en el primer día en que le habló al país- como los verdaderos pilares, como los que él venía a reivindicar :



*Nuestros patriotas fundadores
*Nuestros inmigrantes y pioneros.
La generación del 70 : que puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales. Y en ese ‘dejó todo’ palpita la gigantesca ausencia de los desaparecidos. De los masacrados por los pilares fundadores a los que se remiten los poderosos, los verdaderos dueños de este país que habitamos con la eterna condena de no sentirlo como ‘nuestro’. Tan crueles, tan ostensible, desvergonzadamente patronales son los que se lo ganaron durante las guerras civiles del siglo XIXC y durante las represiones del XX.
Recuerden ese discurso del señor Biolcati en el predio de la Sociedad Rural : la tierra (que es nuestra) es la patria.
Lo excepcional del discurso de Kirchner es que los ignoró. No mencionó al Ejército, ni a la Iglesia, ni al ‘campo’. ¿Alguna vez hizo eso un presidente? ¿Alguna vez trazó con tan severa y desafiante claridad su línea histórica? ¿Lo habían notado ustedes?. Yo no. Hasta la ardua elaboración de este libro se me había ‘pasado por alto’ que Néstor no mencionó a los pilares del Poder cuando asumió su presidencia. Mencionó a los patriotas fundadores. A los abuelos inmigrantes y pioneros. Y no ‘a la patria de nuestros padres y abuelos’ como lo hizo Eugenio Blanco, ministro de Hacienda de Aramburu, que es la patria del ‘campo’, del Ejército y de la Iglesia. Pero sobre todo –para el señor Blanco- la patria de los ganados y las mieses, de la abundancia fácil, de la exportación opulenta, exuberante que los tornaba infinitamente ricos casi sin hacer nada (porque, ¿Qué valor agregado tiene una vaca?). En cambio, Kirchner, lejos de homenajearlos a ellos y decirles que hicieron el país, recordó a los abuelos inmigrantes, a los que los abuelos del señor Blanco trataron mal, hambrearon, encarcelaron y (uno de los abuelos más agregios : Miguel Cané) les hizo una Ley de Residencia (a la que llamó ‘dulce ley de expulsión’) para hacerles saber que, no bien se portaran inadecuadamente, los arrojarían a ese ancho mar por el que habían llegado y a causa del que les decían chusma ultramarina. A esta chusma ultramarina homenajeó Kirchner. A ellos les agradeció la creación del país. Tenemos país por los inmigrantes que vinieron a deslomarse aquí, señores. No por los niños de papá y mamá, que formaron las huestes de Manuel Carlés, que dijeron oui antes que decir si y merde antes de decir mierda. Palabra que –sin embargo- se acostumbraron a decir en castellano porque la destinaron a los inmigrantes y ellos no entendían francés. No vinieron inmigrantes franceses a la Argentina. Qué pena. Pero Francia dio los quepis para la matanza roquista. Y la Doctrina de la Defensa Nacional para la masacre videlista. Y luego –en el colmo de la injuria- Néstor mencionó a la generación maldita. Que nadie espere que esto vuelva a pasar. Si asume Cristina Kirchner un segundo mandato, sin duda. Después, nunca más.”

José Pablo Feinmann : “El Flaco. Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner”, Planeta, Bs.As., 2011, pags. 251 a 253.

























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