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jueves, 24 de febrero de 2011

HAY SILENCIOS QUE LO DICEN TODO, por Roberto Caballero (para "Tiempo Argentino" del 23-02-11)


Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 23 de Febrero de 2011


Director de Tiempo Argentino.


Hay silencios que lo dicen todo. Esta vez, a diferencia de lo que ocurrió con José Venegas, alias “Momo”, no hubo comunicado de la CGT de Hugo Moyano criticando la detención de José Pedraza, en el marco de la investigación por el crimen de Mariano Ferreyra.Una cosa es una situación de sospecha judicial por manejos delictivos con medicamentos adulterados, donde hasta algunas obras sociales pueden ser incluso víctimas de una mafia preexistente; y otra, muy distinta, apañar que se usen sindicatos y barrabravas como fuerza de choque criminal para defender negocios indefendibles, como los que la Unión Ferroviaria tenía con la UGOFE para explotar a los tercerizados del Roca.Quizás este silencio tenga sabor a poco. Tal vez una señal más contundente de la CGT hubiera hecho falta para despegar de la imagen corporativa que dejó el comunicado de Venegas. Pero esta ausencia de opinión pública del sindicalismo cegetista es en sí misma toda una definición política que aísla por completo a Pedraza y a su Unión Ferroviaria, parecida en su desplante a la que recibió en su momento el bancario Juan José Zanola.En los ’90, Hugo Moyano luchaba contra el modelo neoliberal, cuando Pedraza (que hizo un viaje increíble, de la CGT de los Argentinos a gerente de la entrega menemista) se relamía con las privatizaciones que aniquilaron a la base gremial de su sindicato y al patrimonio público.Es cierto: la defensa del duhaldista Venegas casi rompe el delicado equilibrio que une al gobierno de Cristina Kirchner con el movimiento obrero organizado, fuerza indispensable para pelearse en serio con los que se oponen al modelo: Techint, Clarín, AEA y el duhaldismo residual. Como si el macartismo rural de Venegas, que todavía vive envuelto en la pelea fraticida entre izquierdas y derechas peronistas de los ’70, hubiera logrado quebrar una alianza basada en la ausencia de prejuicios: basta recordar el encuentro en la ESMA de Facundo Moyano, líder de la JSP, con Camilo Juárez, hijo del jefe desaparecido de la JTP Montonera.La actitud silenciosa de la CGT en el caso Pedraza, en cambio, volvió a poner las cosas casi, casi en su lugar. Como esa noche del 26 de julio de 2010 en la que Néstor Kirchner, flanqueado por Moyano y Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, habló del “fifty & fifty” ante una multitud que desbordaba Paseo Colón, de cara al Monumento al Trabajo, en la Marcha de Antorchas en homenaje a Evita.Cuando se produjo el crimen de Mariano Ferreyra muchos tuvimos miedo. Guardábamos en algún lugar amargo de la memoria los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Miedo a que Clarín y Duhalde nos dijeran otra vez que este asesinato había sido provocado por “la crisis” (¿se acuerdan de esa tapa?), y no por una patota ferroviaria.Pero no. Esta vez, la presidenta pidió llegar hasta las últimas consecuencias. La causa judicial avanzó a una velocidad inhabitual. Los responsables directos están presos. La pista de la autoría intelectual lleva, en principio, a un “gordo”, con fama de intocable, que el año pasado lanzó una corriente llamada “Duhalde Presidente”. Y la CGT no cuestionó el proceso judicial.A veces, repasar los acontecimientos sirve para confirmar que hay hechos que valen más que mil palabras, y silencios que tienen la fuerza de un grito.


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