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miércoles, 26 de enero de 2011

"AISLADOS DEL MUNDO" : EL AYER Y EL HOY DE LA UBICACIÓN DE ARGENTINA EN EL MUNDO, por Adrián Corbella (para "Mirando hacia adentro")








“Estamos aislados del mundo” es una frase que uno escucha reiteradamente en políticos del Grupo A o en voceros o escribas de los medios concentrados opositores. Frase que los que estamos del otro lado no logramos comprender, porque la evidencia concreta parece indicar todo lo contrario. Pero esta aparente contradicción no es tal , sino que remite a una vieja discusión que se hunde en lo más profundo de nuestra historia.
Ya en la década de 1810 comenzó la disputa entre aquellos que veían la independencia como un proceso continental en el que todos estábamos inmersos (San Martín, Belgrano o Dorrego tenían esta postura), y aquellos que buscaban una salida “rioplatense” (y a veces simplemente “porteña”) que implicaba una solución de compromiso con los poderes europeos (gente como Rivadavia o Alvear rondaban estas ideas). Los primeros pensaron en integrar a africanos y americanos originarios al proceso de independencia, o en colaborar con Bolívar ; los segundos querían una monarquía rioplatense con un Príncipe de la Casa de Borbón al frente del Estado.
Es decir : frente a un problema concreto y fundamental se miraba hacia adentro, hacia nuestro continente y nuestra gente, o se buscaba inspiración afuera, entre los poderes civilizatorios del Viejo Mundo.
Esta dicotomía reaparece luego bajo otras formas. En tiempos de Rosas, por ejemplo, aquellos que consideraban al gobernador bonaerense como un Tirano sanguinario buscaban apoyo para sus objetivos “libertadores” primero en las dos potencias colonialistas e imperiales más fuertes del siglo XIX (Inglaterra y Francia), y luego en Brasil que por entonces era un Imperio autoritario y esclavista. (1)
Estas dos tendencias se siguieron manifestando a lo largo de toda nuestra historia, aunque por largos períodos la segunda posición, la que siempre miraba hacia afuera, alcanzó un rol predominante en nuestra sociedad.
Esto se debe a que la Argentina fue finalmente controlada y organizada, a partir del triunfo de Mitre, por aquellos que buscaban la orientación en esos países “civilizados” (aunque colonialistas, explotadores y racistas) de Europa. Argentina va a asumir durante más de medio siglo el rol de miembro no oficial del Imperio Británico. Era lo que los especialistas llaman un “dominio indirecto”, es decir, un país que se ata tanto por lazos económicos, políticos y culturales a una metrópoli imperial que funciona en la práctica como una colonia voluntaria.
El siglo XX complicó todo a esa Argentina “británica”, porque los norteamericanos comenzaron a desplazar en forma lenta pero segura a los ingleses del control de América Latina, y nuestro país persistió hasta el final en su vínculo con Inglaterra. Por eso cuando desde 1890 los norteamericanos comenzaron a organizar Conferencias Panamericanas para unir a todo el continente en un bloque regional bajo el control de la Casa Blanca, Argentina se opuso con decisión a este avance, transformándose en un virtual vocero de Londres en dichas Conferencias. Esto alimentó una situación que se transformaría en tradicional : la desconfianza de la diplomacia norteamericana hacia la Cancillería argentina, que se incrementaría con la postura neutralista de nuestra país en ambas guerras mundiales, que también obedecía a los intereses de la Gran Bretaña (2).
La bisagra en el siglo XX argentino fue, como en muchas otras cosas, el primer peronismo. Perón rompió el agonizante vínculo con Inglaterra, pero se negó a aceptar la nueva lógica continental -y mundial- impuesta por los norteamericanos.
La Argentina peronista no aceptó sumarse al FMI (piedra basal de la estrategia de dominación posbélica de los EE.UU.) ni a la lógica de la Guerra Fría. Esto, sumado a algunas políticas económicas que eran diferentes a las recetas recomendadas por el nuevo Imperio, y a ciertas intentonas latinoamericanistas, aumentó aún más la tradicional desconfianza de Washington hacia Buenos Aires.
El golpe de 1955 marcó el fin de este “aislamiento” peronista : ingresamos al FMI, comenzamos a contraer deuda, y aceptamos la alineación automática de Argentina detrás de EE.UU. en la guerra fría.
Pero los gobiernos civiles de Argentina siempre sacaban el pie del plato : recordemos la entrevista de Frondizi con el Che Guevara, o la ley de medicamentos de Illia, o las tendencias tercermundistas y revolucionarias del Perón en el exilio.

Para los muchachos del Norte, Argentina no era confiable.

Carlos Saúl Menem decidió romper de una vez para siempre con este problema ligando estrechamente a los argentinos a la Casa Blanca. El pintoresco Canciller Guido Di Tella, con su lenguaje desprejuiciado y su incontinencia oral, llamaría sin tapujos “relaciones carnales” al nuevo vínculo que unía a la Casa Rosada con Washington … Allí si superamos nuestro “aislamiento del mundo” : enviamos barcos a la Guerra del Golfo, y nos transformamos en blanco del terrorismo internacional (AMIA, Embajada de Israel). A la par, nuestra deuda externa crecía sin cesar : Estábamos plenamente integrados al mundo.
El 2001 puso fin a este curioso sueño de ser el extremo de la cola del León. El artificial esquema del 1 a 1 se vino abajo (3), arrastrando en su caída al gobierno de De La Rúa y a los ahorros de los argentinos. Allí si que quedamos aislados del mundo. Un personaje tan “serio” como Arnold Schwarzenegger se reiría de Argentina diciendo que éramos el país donde los bancos no le devolvían la plata a la gente y en el cual había habido cinco presidentes en una semana … Y lo más grave es que no le faltaba algo de razón…
Desde el 2003 comienza un proceso nuevo, marcado por dos ejes fundamentales : buscar un creciente grado de unidad continental latinoamericana y alcanzar una política madura con los poderes mundiales.
Lo primero nace con el rechazo latinoamericano del ALCA (4)en la cumbre de Mar del Plata del 2005, iniciativa lograda por una férrea y decidida colaboración de Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Luis Inacio Lula Da Silva. Ese fue el embrión de UNASUR, organismo que pretende bajar del estante de las utopías aquellas ideas americanistas de grandes figuras como Bolívar y San Martín.
Lo segundo es más difícil de lo que parece, pues encontrar un equilibrio entre las relaciones carnales del menemismo y la postura adolescente de decir no a todo, es una tarea realmente titánica que los latinoamericanos en general y los argentinos en particular estamos logrando.
Y, como si esto fuera poco, los acuerdos comerciales con Rusia y China el año pasado, la creciente relación comercial con la India, y la gira de Cristina Fernández a los económicamente muy poderosos estados árabes del Golfo Pérsico muestran como se puede alcanzar una posición en el mundo que sea respetada por todos.
Nunca en nuestra historia tuvimos una situación internacional tan sólida. Nunca tuvimos una relación tan buena con los demás países del subcontinente latinoamericano. Y nunca fuimos tan respetados por los poderes mundiales de turno. (5)
Durante muchos años éramos la inexplicable excepción a todas las reglas ; el país que hacía todo mal, que aparentemente tenía todo, pero no conseguía nada.
Hoy, prestigiosos economistas que buscan soluciones a la crisis europea, como Joseph Stiglitz y Paul Krugman, se preguntan si el “modelo argentino” no puede ser una solución para aquellos países hundidos en el barro del neoliberalismo(6). Se preguntan si nuestra “aislante” experiencia no será una salida para aquellos que adolecieron de … una integración excesiva.

“Estamos aislados del mundo”, nos dicen los partidarios de las relaciones carnales…

¡Bendito “aislamiento”!

Adrián Corbella, 26 de enero de 2011.







NOTAS :

(1) : Por estos años, Francia comenzaba la colonización de Argelia (1830), Inglaterra arrebataba Hong Kong a China tras la vergonzosa “Guerra del Opio”(1839-42), y Brasil era un Imperio esclavista cuyo ejército estaba integrado en amplia proporción por mercenarios europeos, sobre todo alemanes.
Estas potencias “civilizadoras” eran las que llegaban a luchar por la “libertad” en contra de los “tiranos” hispanoamericanos. Y había hispanoamericanos que les creían.

(2) Inglaterra no tenía demasiado interés en el ingreso de Argentina a las guerra mundiales, ya esto era la excusa que los norteamericanos utilizaban para ingresar a los países latinoamericanos desplazando la influencia británica. El país que ingresaba a la guerra recibía préstamos, armas, inversiones y muchos “asesores” del coloso del norte.
En cambio, a los ingleses sólo les interesaba que les vendiéramos materias primas (en lo posible a pagar) y eso lo hacíamos muy bien siendo neutrales.

(3) Para sostener la paridad entre el peso y el dólar se necesitó de un continuo ingreso de dólares vía deuda externa o vía ventas de bienes del estado (privatizaciones). Cuando no quedó más nada para vender y ya no nos prestaban porque habíamos superado ampliamente nuestra capacidad de pago, el sistema explotó (2001).

(4) El “Área de Libre Comercio de las Américas” fue un intento de crear una zona de libre comercio que hubiera permitido a Estados Unidos controlar completamente nuestras economías. Su fracaso fue una de las mayores humillaciones diplomáticas de George W. Bush. Y fue el acto de concepción de lo que luego se llamaría UNASUR.

(5) Es interesante leer la impresión que causó Cristina Fernández en la cumbre que reunía a países de la UE, América Latina y el Caribe en mayo de 2010. La periodista española Sonia Sánchez de Telecinco habla del "protagonismo absoluto y arrasador de Cristina Fernández de Kirchner" y de "un huracán llamado Cristina".
Sobre los acuerdos con China puede verse :
y

(6) Ver al respecto :
COMENTARIO DE MIRANDO HACIA ADENTRO :
19-02-11
Este artículo fue publicado hoy con mi consentimiento por la revista digital http://www.redaccionpopular.com/ , en el siguiente link :

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