Páginas

viernes, 19 de marzo de 2010

ASÍ SE CREAN LOS MONSTRUOS, por Adrián Corbella (para "Mirando hacia adentro")


¿Cómo votamos los argentinos?... Y , lo que es más escalofriante aún … ¿Cómo votamos los porteños?... Estas son preguntas difíciles, escabrosas, pero que resulta ineludible hacer en éstos momentos tan agitados. En momentos en que todas las reglas de las disputas parlamentarias parecen haber caído en desuso.

El voto porteño es realmente hermético. La ciudad votó dos veces seguidas a Aníbal Ibarra, luego apoyó a un candidato tan disímil como Macri, y más adelante sostuvo legislativamente la propuesta de Carrió, para al final volcarse con decisión a las filas de Pino Solanas . Si bien debemos destacar que, en el caso del voto a Elisa Carrió, en un rasgo de sensatez este votante cortó boleta para quitar a la candidata a diputada Patricia Bullrich ( una chica querendona con difícil pasado en tiempos de De La Rúa- fue parte del descuento del 13% a los jubilados-, y una tendencia compulsiva a pasar por cuanto partido se pone a su alcance ) estos cambios continuos confunden bastante.
Por eso resulta válido preguntarse qué quiere el votante porteño , si la propuesta progresista de centro-izquierda del ibarrismo, el liberalismo eficientista e ineficaz del xeneixe, la verborragia irracionalista de la chaqueña, o las propuestas ultra-izquierdistas moderadas del septuagenario cineasta.

El votante bonaerense, en la elección del 28 de junio de 2009, mostró similares características : un 35 % votó al empresario Francisco de Narváez, un hombre virtualmente desconocido dos años antes, salvo por regalar mazos de cartas en la costa, que hizo costosa propaganda en torno a la elaboración del “mapa del delito” -sólo Dios sabe para qué sirve-, hizo vagas promesas acerca de la seguridad, presentó un clon en el programa de Tinelli que cosechó tantos votos como él, y anunció : “Tengo un Plan” (aunque por modestia no quiso decirlo y aún hoy, como legislador, lo mantiene oculto).

Indudablemente el Hermetismo, el Misterio, el silencio permanente, la ausencia de ideas y propuestas, aquello de decir “Ví algo que no me gustó”, trae réditos en la política argentina.
Los bonaerenses, votaron a un empresario semidesconocido que carece de un plan explicitado, y que no tiene demasiada experiencia política.
Un auténtico salto al vacío… Sin paracaídas ni red de ningún tipo…

Y aquí es donde podemos hacer algunas reflexiones válidas. La nuestra es una sociedad despolitizada y desinformada, con medios monopólicos que no reflejan sino que producen, fabrican la realidad, con periodistas dóciles a las políticas de los multimedios informativos. Entonces la gente vota por cuestiones puntuales, por problemas que le interesan en el momento, por temas que ponen de moda en los medios, pero sin hacerse una imagen de conjunto, sin lograr adoptar una postura coherente y consecuente consigo misma.
La mayoría de la población vota por la inseguridad, porque no le cree al Indec, por la inflación, porque Moyano, o Moreno o Kirchner, no les caen simpáticos, porque Cristina les recuerda a Eva, porque algún funcionario le parece más soberbio o más simpático, o porque sube la carne. A veces las motivaciones del voto son más bien insólitas ; siempre será una experiencia imborrable aquella viejita que dijo a un movilero que votaba a De Narváez “porque bailaba bien”. O los que votaron a Macri porque es hincha de Boca, como ellos.

Los votantes no logran fijarse un objetivo político, de la orientación ideológica que sea, y seguirlo con regularidad, con consecuencia, con tozudez, buscando aquellos candidatos que coincidan o se acerquen a él.
Yo puedo entender a aquel votante porteño que pasó de la UCD a Angeloz, de éste a Menem, del menemismo a Recrear, y de las huestes de López Murphy a las de Macri. Como puedo entender a quien siempre ha votado a los radicales, o a los peronistas, o a los socialistas o a la izquierda. Porque es coherente, porque va siempre para el mismo lado, porque sigue una línea ideológica, que yo puedo o no compartir pero que puedo analizar y criticar. Coincidir o discrepar.
Pero no puedo entender a quien, alternativamente y a lo largo de muy pocos años, vota a Ibarra, Macri, Carrió y Solanas. Y mañana quizás vote a Cobos, Duhalde o Reutemann. O tal vez, la boca se me haga a un lado, a un Tinelli, a una Susana Giménez…
El votante argentino medio no está fijando sus objetivos en lo principal sino en lo secundario, permite que el árbol le tape el bosque, debe elegir un colectivo para ir a un lugar y en lugar de averiguar adónde se dirige cada línea, elige por el color con el que está pintado o por la cara del conductor. Y después de un tiempo descubre que el colectivo estaba muy bien pintadito, el chofer era simpático, tenía aire y lucecitas de colores, pero el destino al que lo llevó no le agrada. No le agrada nada. Y toma cualquier otro colectivo, eligiendo nuevamente por el color, y sin saber adónde se dirige. Y por supuesto le pasa lo mismo… Y la tercera vez vuelve a mirar el color de la pintura en lugar de preguntar por el destino… … … Y no es necesario contar el final…

El votante argentino del siglo XXI es muy raro… e ingenuo.

Sin embargo, parece muy claro qué es lo que hay que hacer. Debemos fijarnos un objetivo, buscar un modelo de país, marcar un rumbo (cada uno según sus ideas y convicciones) y votar aquellas opciones que lo compartan o que se acerquen más a él.

Votar por resquemores del momento, por simpatías o antipatías personales, por reacciones epidérmicas, por intereses puntuales, a un candidato que no nos dice claramente qué modelo de país defiende y cómo piensa administrarlo si gana, es poco inteligente y profundamente irracional…
Irracional y peligroso… Muy, pero muy peligroso…

Los seres humanos hace milenios que no cambiamos, y por eso la Historia nos enseña tantas cosas.
Hay muchos ejemplos de lo que pasa cuando se vota sin privilegiar lo importante, y uno no quiere recurrir al remanido ejemplo de los alemanes que votaron en 1933…
Votar sin tener claro nuestro objetivo es muy peligroso…
Así se crean los Monstruos…

Adrián Corbella, 19 de marzo de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario