Tengo la visión que, después de la caída del muro, el capitalismo, que está en guerra consigo mismo y con parte del planeta, se encuentra enceguecido y no visualiza las consecuencias. Sucede, que a perdido los limites -que todo sistema debe tener- para seguir existiendo como tal. Al neoliberalismo representado por la mascara de Macri, le sucede lo mismo: también ha perdido los limites.
Bergoglio percibe que el fin de ciclo no esta lejano; e intenta plantar las semillas que posicionen a la Iglesia en ese nuevo devenir.En ese marco, observa al peronismo y sus aliados, como el instrumento capaz de salvar el "HOMBRE POBRE" sin importarle si en el peronismo la mayoría cree en Dios, o no cree en el, o si son totalmente éticos o no; como los curas, son hombres y con eso a Bergoglio parece bastarle.
Bergoglio vive por el amor, Macri sobrevive por el odio, y odia tanto al peronismo como a CFK.
Se avecina, un año de ocupa de calle, en el marco depresivo de la economía y el agravamiento social, por lo tanto, lo que debería definir la elección es la situación económica, y no el odio a Cristina.
Como en un juego de naipes, si Stornelli se cae, se cae la causa de los cuadernos y con ello, el tema de la corrupción va a ser puesto en tela de juicio por la sociedad, pudiéndose quedar cambiemos sin discurso de campaña.
Si Cristina renuncia a ser candidata a presidente, Macri pierde la razón de su existencia política y si Cristina se presenta, Cristina gana, en ambas situaciones, Macri pierde.
Con este panorama, la UCR cruje y recruje, los gobernadores radicales, desdoblan las elecciones, evitando el contrapeso de Macri. Otros radicales, con aparente menos fuerza pretenden enfrentarlo en un las Paso, todos ellos pergenian como seguir después de las elecciones Nacionales.
Dentro de poco, tendría que comenzar a acechar el momento en que Magnetto intente conversar con el Kirchnerismo, acerca de que si este vuelve, no lo destruya totalmente.Como en una novela de Alan Poe,"El cuchillo esta debajo del agua", o Borges, "La lluvia es el pasado".
Por Gabriel Leopoldo Zevallos.
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