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domingo, 31 de mayo de 2015

En camino hacia la polarización del voto, por Sebastián Abrevaya (para "Página 12" del 31-05-15)


POLITOLOGOS Y CONSULTORES ANALIZAN EL DERRUMBE ELECTORAL DE SERGIO MASSA

El intendente de Tigre quedó relegado en el escenario político por la disputa entre el Frente para la Victoria y el PRO, que se reparten los votos que pierde el Frente Renovador. Casullo, De Piero, Ramírez y López explican las razones de la caída del massismo.













 Por Sebastian Abrevaya
¿A dónde van los votos que tenía a fines del año pasado?; ¿por qué sus principales dirigentes migraron hacia otras fuerzas?; ¿se baja o no se baja? Esos son algunos de los interrogantes que empezaron a circular en las últimas semanas en el escenario político, luego del derrumbe electoral del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien pasó de ser el primero en intención de voto presidencial a quedar tercero de cara a octubre, alejado de Mauricio Macri y Daniel Scioli. Página/12 recurrió a politólogos y consultores para analizar el deterioro de la estrella massista, que pelea todavía por evitar su eclipse completo. La mayoría coincidió en que los votos del FR no se moverán en bloque a la oposición y que un porcentaje, difícil de determinar pero no por eso menor, volverá a elegir al Frente para la Victoria en 2015. Esto es así, en parte, por la propia constitución del massismo, que intentó transitar un camino de continuidad y de cambio a la vez y, en paralelo, por la mejora en las condiciones socioeconómicas, el fortalecimiento del espacio y de la figura de Cristina Fernández, más allá de episodios de principio de año como la muerte del fiscal Alberto Nisman.
“El fenómeno Massa surge envuelto de muchísimas expectativas y se evapora con mucha velocidad”, afirma Ignacio Ramírez, director de la consultora Ibarómetro. El sociólogo y profesor de Flacso advierte que hace ya varios meses que la figura de Massa “no tiene un caudal de votos importante” y que el escenario del “triple empate” fue sostenido de manera “artificial”. Según Ramírez, el massismo surgió en una elección legislativa de la que dedujo equivocadamente el fin de la polarización kirchnerista. Y ese proceso, en cambio, no sólo no se disolvió, sino que ahora se está profundizando. “En la pelea por ‘el cambio’ Macri tiene muchas más credenciales para representar la alteridad, mientras que la continuidad ya está expresada por el kirchnerismo”, explica. Se trata de un caso similar al de Francisco de Narváez en 2009 ya que Massa “nunca logró consolidar el vínculo con su electorado”.
La salida a los gritos del presidente del bloque de diputados massista, Darío Giustozzi, abrió paso a la fuga de dirigentes del Frente Renovador. Ese fenómeno tuvo otros antecedentes pero se acentuó con el portazo de Giustozzi. Antes ya se habían alejado otros que estuvieron cerca como los senadores Carlos Reutemann y Carlos Verna o el ex diputado Eduardo Amadeo. Hubo un intento por revitalizar la campaña con el acto que llenó el estadio de Vélez Sarsfield, pero no dio resultado. Tampoco sirvió el anuncio del frente UNA, con el gobernador cordobés, José Manuel de la Sota. Hasta ahora, el Frente Renovador perdió una cantidad importante de intendentes en su principal distrito, la provincia de Buenos Aires: Gustavo Posse (San Isidro), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Sandro Guzmán (Escobar), Humberto Zúccaro (Pilar), Raúl Othacehé (Merlo) y se espera que lo sigan otros como José Eseverri (Olavarría) y Gabriel Katopodis (San Martín).
“Las preguntas se resuelven con uno de los principios más importantes de la política argentina: el que gana, gana. Por muchas cuestiones, institucionales, económicas y culturales, el ‘voto a ganador’ es muy fuerte en las presidenciales. El voto expresivo o ideológico es mucho mayor en las legislativas. O sea, Massa subió porque ganó, y hoy baja porque parece que no gana. Es tan simple como eso. Y no ganar no le sirve a nadie. Sobre todo, no le sirve a los intendentes que por más que todos hablan del municipalismo necesitan tener candidatos que ganen arriba de la lista”, analiza María Esperanza Casullo, politóloga y profesora de la Universidad Nacional de Río Negro.
En ese contexto, la pregunta que surge es si la caída se da porque los dirigentes se van del Frente Renovador o si se van porque Massa cae como candidato. “Hay un doble juego. Lo que parece claro es que las voluntades que logró articular Massa en cuanto a dirigentes, tocó techo muy pronto. Sumó dirigentes en la elección de 2013 y, luego de la victoria, algunos más, pero nunca consiguió que gobernadores o candidatos de peso a ese cargo lo acompañaran. Nunca logró quebrar el gabinete de CFK. Recordemos que hacia el año 1997 Carlos Ruckauf, vicepresidente de la Nación, no se hablaba con Menem y ya jugaba decididamente a favor de Duhalde. Lo mismo algunos gobernadores. En este sentido, no sumar voluntades en el PJ y existiendo ya Mauricio Macri construyendo por fuera del PJ con un discurso que se pisa con el de Massa, le fue acortando las posibilidades”, responde el politólogo Sergio De Piero.
Mirando por encima del Frente Renovador, Artemio López analiza el escenario político en función de tres aspectos que tienen como protagonista al Frente para la Victoria. Por un lado, un piso electoral que ronda el 33 por ciento de los votos, que se verifica aún en escenarios económicos complejos y en elecciones legislativas como la 2009 o 2013. Por otro, la mejora en las condiciones socioeconómicas para 2015, con el sostenimiento de los niveles de empleo, las paritarias por encima de los índices de inflación, el futuro aumento de las jubilaciones y de la Asignación Universal por Hijo que provocan un “efecto bienestar”, fundamentalmente en los sectores de menores recursos. Y por último, la popularidad de la presidenta Cristina Fernández, que se mantiene hacia el final de su segundo mandato. “Massa hoy es un candidato más. No altera el escenario, es irrelevante”, sentencia el titular de la consultora Equis, quien ubica al FpV “al borde de superar los 40 puntos”. Para Artemio, el votante de Ma- ssa no se trasladará automáticamente a Scioli, sino que existe también un caudal que migrará hacia el PRO. Según De Piero, “eso lo sabremos con certeza recién con las PASO, y dependerá de las mirada de los electores. Si uno mira respecto de 2013, el ganador podría ser Macri, pero esa fue una elección legislativa. Si uno mira respecto de la elección 2011, que fue presidencial, el ganador será Scioli”.
Con una mirada más pragmática, Casullo sostiene que para saber hacia dónde irán los votos massistas mejor que ver encuestas hay que ver hacia dónde se fugan los intendentes massistas: “Si Macri midiese más de lo que mide, irían al PRO. Pero no van hacia ahí”, remata.

Publicado en:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-273908-2015-05-31.html

¿DONDE CAERAN LOS FRAGMENTOS DE LA NAVE ESPACIAL FR?, por Horacio Verbitsky (para "Página 12" del 31-05-15)


Verdades de a puño
De Narváez tiñó de sangre la campaña: desmayó a golpes a un periodista y le pegó en el suelo. La protección mediática disimuló este grave episodio, que caracteriza la impotencia del Frente Renovador, que se desarma mientras su líder Sergio Massa propone la pena de muerte sin juicio previo y el olvido de los derechos y garantías constitucionales. Los resultados del Chaco tampoco son alentadores para Macrì. Ni siquiera todos unidos vencen. La plaza del 25, Randazzo, Scioli y el futuro de CFK.

 Por Horacio Verbitsky

La desaforada irrupción de Francisco De Narváez en la redacción de la agencia de noticias Nova tiñó de sangre la campaña electoral. La línea prepotente que De Narváez ha seguido a lo largo de los años es conocida por quienes trataron con él en la vida privada, los negocios y la política. Pero la sobredosis de agresividad aplicada por el violento aspirante a la gobernación bonaerense contra el director de ese medio, Mario Casalongue, a quien tumbó de un golpe y siguió pegándole en el suelo una vez desmayado, no sólo caracteriza su personalidad sino la crisis del Frente Renovador, una nave espacial fuera de órbita cuyos fragmentos caerán a la tierra entre hoy y el 20 de junio, cuando venza el plazo para la presentación de precandidatos, o el 25 de octubre, fecha de las elecciones generales.

Los mismos medios que consideran cada mención presidencial a un periodista como un ataque a la libertad de expresión y anotan en la cuenta del gobierno cada tweet anónimo con insultos o amenazas contra algún opositor fueron muy discretos con este episodio, el más grave protagonizado por un dirigente político de primera línea contra un periodista en los 32 años de la democracia argentina. O lo ignoraron por completo o centraron su cobertura en la declaración posterior de arrepentimiento que formuló De Narváez y destacaron el carácter falso, repugnante o agraviante de la información publicada por Nova sobre la sexualidad del candidato y de su esposa, como una solapada excusa de su conducta. En cambio, no reprodujeron las imágenes impresionantes del periodista con la boca partida y su camisa y las alfombras de la redacción cubiertas de sangre, ni las amenazas contra tres redactoras a quienes el diputado y empresario ordenó retirar del portal la información que le molestaba. La jurisprudencia internacional sobre libertad de expresión se produjo en casos donde los denunciados distaban de ser ejemplares, como el caso del diario anticatólico, antisemita, antisindical y antinegro The Saturday Press y el del editor de pornografía Larry Flynt, por lo que no importa discutir el contenido de la nota. Distintos jueces deberán tratar las denuncias cruzadas de los protagonistas. Los efectos políticos podrían sentirse antes.
Los tránsfugas

Pocas horas antes de irrumpir en la redacción junto con un guardaespaldas, De Narváez había negado que estuviera por desistir de su candidatura y el séptimo intendente en lo que va del año desertaba del Frente Renovador, mientras otros cuatro se quitaban el buzo y comenzaban el precalentamiento competitivo. Los evadidos del FR lo oficializaron fotografiándose con Wado de Pedro, Julio De Vido, Aníbal Fernández, Daniel Scioli y/o Florencio Randazzo. Sólo dos de los tránsfugas encaminaron sus pasos hacia la Propuesta Republicana de Maurizio Macrì. Si el FR desapareciera antes de las elecciones o si hubiera una segunda vuelta, esta proporción es un indicio sobre la dirección que seguirían sus adherentes. El proceso de evaporación que padecen De Narváez y Sergio Massa no responde a una sola causa, aunque algunas son más ostensibles que otras. Ambos vencieron en las elecciones legislativas de 2009 y 2013 y no comprendieron la diferencia sustancial con comicios en los que se disputan cargos ejecutivos. En 2009, De Narváez (entonces aliado con Maurizio Macrì y Felipe Solá) venció en Buenos Aires con el 34,7 por ciento de los votos pero dos años después buscó la gobernación y no llegó al 16 por ciento. En 2013, Massa rompió con el gobierno nacional y fue electo diputado con doce puntos de ventaja sobre el inverosímil candidato del FpV. A la boleta de Massa apostaron todos los electores temerosos de una nueva victoria del Frente para la Victoria que permitiera la reforma constitucional, de modo que Cristina quedara habilitada para competir por un tercer mandato en 2015. Pero ya sin esa posibilidad, la actual presidente conserva un nivel de aprobación equivalente al de quienes la votaron hace cuatro años, el más alto en la democracia argentina. Sólo superó ese porcentaje Kirchner, quien no buscó la reelección por voluntad propia aunque la Constitución no se lo impedía.
Cada cosa a su tiempo

Por lo menos desde agosto de 2010, cuando Héctor Magnetto recibió en su departamento de Alvear y Cerrito a Macrì y a la plana mayor del Peornismo Opositor de entonces (De Narváez, Solá, el ex senador Eduardo Duhalde y el senador Carlos Reutemann) y les planteó la conformación de una alianza electoral antikirchnerista, ésa ha sido la estrategia central de los poderes fácticos, así como la imposibilidad de cerrar tal acuerdo se constituyó en su explicación principal a la cómoda victoria de Cristina, con la mayor diferencia sobre el segundo desde 1983.

Hacia fines del año pasado se hizo perceptible que la mejor combinación opositora sería un acuerdo entre Macrì como candidato a presidente y Massa para la gobernación de Buenos Aires. De repetirse los últimos resultados de cada uno (el FR, 44 por ciento en Buenos Aires, el PRO, 64 por ciento en la CABA, equivalentes al 17 por ciento del padrón nacional para Massa y el 3,7 para Macrì) la suma aritmética de ambos resultados podía asegurarles un piso no desdeñable del 20,7 por ciento para las presidenciales de 2015. Pero todos ansiaban el premio mayor, de modo que ese acuerdo no fue posible ni antes ni ahora.

Massa y Macrì padecían el mismo déficit: sólo eran fuertes en sus respectivos distritos y carecían de estructura nacional. Buscaron suplirlo con avances sobre los baluartes municipales y provinciales del justicialismo suponiendo que sin la opción reeleccionaria su conducción se debilitaría y podrían desmembrarlo a tarascones. Como no tuvieron demasiada fortuna, enfilaron hacia el radicalismo, con suerte diversa. Macrì acordó con su presidente Ernesto Sanz, quien pudo imponer esa alianza en la Convención de Gualeguaychú sin provocar tremendas reacciones internas, dado que el repliegue radical hacia las posiciones tradicionales del balbinismo se ha hecho cada vez más pronunciado. Massa apenas logró que se respetaran en algunas provincias sus acuerdos con ciertos capitanejos radicales con posibilidad de gobernarlas. De Narváez tuvo en el FR el mismo efecto disruptivo que Elisa Carrió se reserva para más adelante en la entente con radicales y macristas. Los siete intendentes que ya le dieron la espalda a Massa gobiernan municipios cuyo número de electores iguala el de los dieciocho que aún no lo han hecho y lo superarían con holgura si se confirmaran los próximos pases en agenda. Massa está tan lastimado por la pérdida de votos como por la de auspiciantes, por llamarles de algún modo. Uno de los dirigentes que declinaron su candidatura bonaerense afirma que la ley vigente (que permite la publicidad en cualquier momento siempre que no diga en forma taxativa que el exaltado es candidato a algún cargo) relega a quienes no manejen una fortuna bien o malhabida. “Una de esas gigantografías que asustan a los conductores en la Panamericana cuesta 80.000 dólares, y yo no tengo esa plata”, dice. Es más difícil comprobar la exactitud de esa cifra espeluznante (incluyendo diseño, producción, instalación, mantenimiento y alquiler del espacio) que la desigualdad de recursos entre los diversos postulantes, por lo que sólo quedaron en carrera el potentado De Narváez y la esposa del dirigente petrolero Alberto Roberti. Cinco agencias de publicidad consultadas se negaron a informar sobre el costo de esos carteles.

Hace varios meses el jefe de campaña de Massa, Juan José Alvarez, fue el primero en advertir que no trabajaría para Macrì, pero nadie se preocupó porque sólo lo planteó en privado y no controla ningún territorio. Influido por De Narváez, Massa propuso la interna ampliada de la oposición que Gerardo Morales había postulado sin éxito en la Convención Radical y esto generalizó aquellos resquemores expuestos por Alvarez. Cuando el concepto encarnó en grandes municipios de las secciones electorales primera y tercera y se hizo público en forma estrepitosa ya era demasiado tarde para lágrimas. Para colmo, Macrì rechazó cualquier acercamiento. Ahora que Cristian Ritondo es un estadista escuchado en el Wilson Center de Washington (aunque aclare que no lo recibe en sus propias oficinas sino en las del lobbysta por contrato Thomas McLarthy) y que Diego Santilli aprendió a salir con modelos y jugar con globos de colores, el alcalde porteño se rehúsa a cualquier acuerdo contaminante de su pureza amarilla, por lo cual desatiende el desesperado ofrecimiento de Massa, quien se quedó solo por ir tras los radicales y ahora es rechazado por peronista. Para ayudarlo, su suegro propone restituir a la galería de honor del Colegio Militar los retratos de los ex dictadores que Kirchner bajó en 2004. Lástima por Malena, que merecería mejor destino.
Memorias del 2001

En vida de Raúl Alfonsín, la UCR demostró que el antiperonismo moderno (afeitado de sus extremos gorilas que se quedaron en el ‘55) podía ganar elecciones libres, pero no que estuviera en condiciones de gobernar sin conducir al país a situaciones de extremo sufrimiento para la masa popular. En estos días terminan los testimonios en la causa por los asesinato del 19 y 20 de diciembre de 2001 en la Plaza de Mayo y sus inmediaciones, donde cinco jóvenes fueron asesinados a escopetazos y hubo cien heridos, amén de otras dos docenas de víctimas mortales en el resto del país. Fernando de la Rúa fue sobreseído y la Corte Suprema de Justicia se lavó otras 280 veces las manos, dejando firme esa decisión justo a tiempo para que el ex presidente pueda declarar como testigo en la causa en la que fue el principal imputado. El juicio penal, conducido por un tribunal que preside el juez José Martínez Sobrino sólo discernirá la responsabilidad del entonces secretario de seguridad Enrique Mathov y de un grupo de policías que condujeron o ejecutaron la represión, encabezados por su jefe Rubén Santos. Cualquiera sea la decisión del tribunal respecto de los aún procesados, no podrá dar cuenta del encadenamiento de hechos políticos, económicos y sociales que condujeron a ese desenlace. Vale la pena recordar que esa Alianza comenzó en diciembre de 1999 con los asesinatos en el puente de Corrientes, copado por un destacamento de Gendarmería a cargo del represor de la dictadura Ricardo Alberto Chiappe. El flamante gobierno fue bautizado con la sangre de esos dos muertos, que pudieron ser más si hubiera cumplido su amague de decretar ya entonces el estado de sitio y enviar al Ejército al lugar.

Durante todo el año 2001, el gobierno nacional intentó negar la grave crisis, redujo 13 por ciento sueldos y jubilaciones, minimizó la paliza electoral porque De la Rúa no había sido candidato y recurrió al megacanje y el blindaje, que dieron tiempo a los bancos y las grandes empresas para fugar del país más de 20.000 millones de dólares. En la primera semana de diciembre, cuando ya habían puesto a salvo ese botín, De la Rúa y Domingo Cavallo firmaron el bloqueo de depósitos en el corralito. Los sectores medios y altos se defendieron con sus chequeras y tarjetas de crédito pero los asalariados informales en la construcción, en casas de familia o en changas varias padecieron una angustiosa sequía de recursos, que dio lugar a puebladas y saqueos. Frente a este cuadro caótico producido por su ineptitud y por la alianza social antipopular que escogió, De la Rúa dispuso el estado de sitio. Lo anunció por cadena nacional la noche del 19 de diciembre, para lo cual entre otros programas interrumpió el periodístico en el que yo trabajaba. La cadena fue muy breve, porque nunca tenía mucho para decir, y en los cinco minutos de programa que nos quedaron, dije que habíamos escuchado la palabra del ex presidente De la Rúa. Muchas veces me preguntaron por las causas de una afirmación tan categórica. La respuesta es que era imposible controlar a palos y balazos una crisis tan profunda, y que esto sólo podía terminar con el gobierno que lo intentara.
Memorias del futuro

Este recuerdo personal es parte de una memoria colectiva que viene manifestándose cada vez que la sociedad es convocada para definir el rumbo que seguirá el país. En una elección legislativa es factible sancionar al gobierno votando candidatos opositores que lo controlen o que lo fuercen a modificar algunas políticas. Cuando lo que se pone en juego es el Poder Ejecutivo lo importante no es penar a quien gobierna sino elegir a un sucesor que no castigue a los votantes. El oficialismo superó el 45 por ciento en la elección presidencial de 2007 y llegó al 54 por ciento en la de 2011. Aún en sus peores desempeños, en las legislativas de 2009 y 2013, rozó el 33 por ciento nacional. Esto mide la dificultad de enfrentarlo y explica tanta desesperación por sumar todo lo que esté a la mano, un cálculo que parece racional desde el punto de vista de las elecciones, pero de pronóstico reservado si se trata de gobernar.

La situación económica no es buena. La crisis internacional es la más profunda en un siglo, el ataque de las finanzas internacionales contra la Argentina no tiene precedentes y la restricción externa golpea sobre el nivel de actividad porque la reindustrialización reciente se basa en ramas que son insaciables consumidoras de divisas. Entre abril de 2013 y abril de 2015 el uso de la capacidad instalada de la industria se redujo un 5,4 por ciento (con un pico atroz de -40 por ciento en vehículos automotores); la producción industrial viene en suave declive desde agosto de 2013; en la comparación interanual se redujeron su volumen físico, la cantidad de obreros ocupados y de horas trabajadas. Pero las medidas proactivas del gobierno han prevenido que se produzca una crisis económica y social como las que demolieron la consideración pública por Carlos Menem o eyectaron del sillón presidencial antes de tiempo a todos los otros gobiernos anteriores al kirchnerismo. Cualquiera sea la coyuntura Cristina conserva una adhesión inconmovible entre los sectores más vulnerados y le responde un núcleo militante como no generó ninguna otra figura política una vez terminado su mandato, salvo Juan Perón.

Más allá de que Macrì y Massa escuchen o desoigan la sugerencia unitaria, las recientes PASO chaqueñas ponen de resalto que ni eso garantizaría el resultado apetecido. Ninguna fuerza nacional significativa faltó a la coalición antikirchnerista. Pero el ex jefe de gabinete Jorge Capitanich y su candidato a la gobernación Domigo Peppo batieron por 6 a 4 a la postulante Aída Ayala, respaldada por los candidatos presidenciales Macrì, Massa, Sanz, Carrió y Margarita Stolbizer. Al día siguiente, una muchedumbre compacta acompañó a Cristina en su último 25 de mayo como presidente, luego de dos días de festejos en el microcentro. Durante su discurso, más racional que emotivo, no volaba una mosca. “¿Te imaginás si Néstor hubiera tenido una plaza así?” comentó un manifestante de La Cámpora.

El problema que le queda por resolver al oficialismo es quién representará los logros de estos doce años en las elecciones presidenciales. Scioli y Randazzo compiten por demostrar quien es el intérprete más fiel de un proyecto que no ha sido capaz de asegurar la sucesión con alguien de sus propias filas. Es probable que esta sobreactuación se atenúe después de las PASO, cuando además del voto kirchnerista puro haya que apelar a ese tercio fluctuante y decisivo del padrón, y que el vínculo del vencedor con Cristina se replantee a partir del 10 de diciembre. El presidente electo tratará de reeditar el esquema clásico del reloj de arena peronista, donde son comunes los deslizamientos graduales de una conducción a otra, hasta el restablecimiento de todo el caudal en el otro polo. Cristina se inclinará por otra invariante de la misma cultura política, aquella que garantizó el liderazgo de Perón hasta el último día de su vida. El desenlace no se conocerá antes de las elecciones legislativas de 2017.

Publicado en:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-273910-2015-05-31.html

RANDAZZO: “ESTA CLARO QUE EL PODER ECONOMICO Y MEDIATICO INTENTA PONER CANDIDATO”, entrevista por Fernando Cibeira (para "Página 12" del 31-05-15)



REPORTAJE AL MINISTRO DE INTERIOR Y TRANSPORTE Y PRECANDIDATO FLORENCIO RANDAZZO
“A mí me interesa que dentro del FpV podamos discutir ideas”

Busca mostrarse como un abanderado contra “el doble discurso” y la “hipocresía”, y no afloja en sus ataques “al poder de los grupos concentrados y de los medios”. Las críticas a Scioli y al “disparate” de pagarles a los buitres.

Por Fernando Cibeira

Las filas de pantallas en el despacho de Florencio Randazzo producen un efecto hipnótico. Personas que se hacen el DNI, el pasaporte, la tarjeta SUBE, el horario de los trenes que salen y que llegan; el mundo de allá afuera en tiempo real. Cuando el ministro de Interior y Transporte llega con un poco de atraso por culpa del tránsito, la sensación de intensidad continúa, pero ahora con las respuestas del precandidato presidencial, que asegura que está dispuesto a dejar todo en esta misión que se impuso de enfrentar en las PASO al gobernador bonaerense Daniel Scioli. Randazzo busca mostrarse como un abanderado contra la “hipocresía”, el “doble discurso, el “poder de los grupos concentrados y de los medios”, conceptos sobre los que vuelve una y otra vez. Una vez apagado el grabador no sólo no se calla, sino que sigue en tono más alto aún sacando de debajo de su escritorio diarios para mostrar el tratamiento que recibe su rival y el que le dan a él, más parecido al que padece cada día el Gobierno. “No creo en la hipocresía, que la gente decida”, insiste.

–Hay dirigentes kirchneristas que se inquietan por el voltaje de sus críticas a Scioli, creen que sería mejor un nivel de debate interno más moderado. ¿Cómo ve esas preocupaciones?

–No se tienen que preocupar por eso, salvo aquellos que estén buscando trabajo porque son dirigentes oportunistas. A mí me interesa que dentro del Frente para la Victoria podamos discutir ideas, saber hacia dónde vamos. Hay cosas en las que pensamos muy diferente con el gobernador de la provincia de Buenos Aires y no me parecería honesto no plantear esas diferencias.

–¿Por qué opina que piensan tan diferente? Por ejemplo, Scioli planteó que Axel Kicillof podría ocupar un lugar en su gobierno, ¿no está de acuerdo con eso?

–El dicho dice “dime de qué alardeas y te diré de qué careces”. No hay que sobreactuar. A quien Scioli mostró como sus principales asesores económicos han sido Mario Blejer y Miguel Bein, quien acaba de decir que hay que pagarles a los fondos buitre con una quita del 30 por ciento del precio establecido por el juez Griesa. Es un disparate lo que plantea. No soy un candidato con doble discurso. Soy respetuoso de todas las ideas, pero es importante que se sepa cuáles son esas ideas.

–¿Y no puede ser que ahora Scioli piense que su referente es más Kicillof y no Bein?

–Que lo diga, que desautorice claramente a Bein. El dice una cosa por un lado y quienes se muestran como sus asesores como Bein o Santiago Montoya dicen que hay que pagarles a los fondos buitre. Hablemos de cosas concretas. Tengo diferencias con él en materia de derechos humanos. ¿Cuál es el verdadero Scioli? ¿El que decía en 2005 que ningún país serio del mundo retrotraía leyes, cuando Néstor Kirchner propuso la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final? Entonces, ¿cuál es el verdadero Scioli? ¿El de Bein o el de Kicillof? ¿El de los derechos humanos o el que proponía la impunidad en derechos humanos? ¿El de 2005 jugando con Chiche Duhalde cuando nosotros empezamos la mayor batalla que tuvo la política en los últimos años contra lo que era el duhaldismo, porque entendíamos que había que acompañar el proceso que conducía Néstor Kirchner? No estoy inventando nada. Lo que se necesita es que el próximo presidente sea alguien que tenga convicciones para seguir adelante con este proceso de transformación, que no les tenga miedo al poder constituido, ni a los medios de comunicación, ni a los poderes empresariales, que tanto daño le han hecho al país. El valor más importante que se va a definir de cara a 2015, y creo que el legado mayor que deja Cristina Kirchner es si la política sigue siendo autónoma o no. Está claro que el poder económico y mediático intenta poner candidatos. Los promocionan, a muchos de ellos los financian, y a quienes pensamos diferente nos descalifican, nos ningunean. Pero no importa, porque nosotros confiamos en la gente. Que digan qué piensan hacer con la ley de medios.

–Scioli dijo que va a seguir adelante con la ley de medios.

–Pero, ¿estamos de acuerdo o no que Clarín como La Nación o Perfil, que expresan a los grupos económicos concentrados, distorsionan la información? Descalifican a la Presidenta en forma permanente, a su hijo, al ministro de Economía y a cada uno de nosotros, y sin embargo los protegen a ellos. ¿Estamos de acuerdo en que hubo connivencia entre civiles y militares? Basta de eufemismos. Esto es lo que queremos discutir.

–Tal vez Scioli pudo haber cambiado su forma de pensar en los últimos tiempos, pero parecería que usted no le cree.

–No creo en la hipocresía. Decir, como dice él, que gravan a los cables en la provincia cuando sabemos que es un impuesto que se transfiere a los precios. Y les cobran a los cables el 2 por ciento mientras que la leche que consumen los bonaerenses paga el 5 por ciento de ingresos brutos. Cuando él dice que aumentaron el inmobiliario rural y apenas el 2,1 por ciento de la torta de ingresos pagan los del inmobiliario rural. El 90 por ciento son impuestos directos a los precios. Son datos objetivos. Yo quiero discutir estas cosas, que de ninguna manera es agredir. El poder económico y mediático quiere construir el discurso también de los que no pensamos igual que ellos diciendo que somos agresivos. Por ejemplo, cuando dije yo en Carta Abierta que el proyecto se mancaba, diciendo que era una descalificación personal. Quiero que la gente decida, no que Clarín y los medios monopólicos me digan quién va a ser el candidato del Frente para la Victoria.

–Scioli argumenta que cuando lo cuestionan, en realidad están cuestionando a Néstor y a Cristina Kirchner, que lo eligieron para ser vicepresidente y gobernador de la provincia de Buenos Aires.

–Es un hombre para acompañar. No es para conducir un proceso de consolidación de las transformaciones que se llevaron adelante en los últimos años.

–No sé qué encuestas maneja, pero ¿se ve con chances para la interna?

–Totalmente confiado. Creo poco en las encuestas, que son generadas por el establishment económico y mediático. Las encuestas que salen todos los domingos en La Nación son de Poliarquía, cuyo titular es Fabián Perechodnik, que es empleado de la provincia de Buenos Aires. Mariel Fornoni, de Managment & Fit, es empleada de Clarín. Es la misma que decía que Juan Manuel Urtubey empataba con Juan Carlos Romero en Salta. Urtubey le sacó 20 puntos. Así que las encuestas hay que preguntar quién las paga. Creo en la gente, en los que están hartos de la hipocresía.

–Hay una lectura de los analistas políticos acerca de que Scioli es mejor candidato para disputar la elección general contra Macri. ¿No acepta eso?

–Esas son consideraciones que establece el discurso único del poder. ¿Quién dice eso, los grupos concentrados? No estamos de acuerdo.

–¿No ve que Scioli viene consiguiendo más apoyo de gobernadores y de la estructura del justicialismo?

–No me sorprende la posición de algunos dirigentes que siempre estuvieron del lado equivocado, que son oportunistas de la agrupación “vengo por la mía”. Repito que creo en la gente. En el 2005 dimos la pelea contra toda la estructura de la dirigencia y ganamos. Así que a mí no me preocupan tanto los dirigentes, me preocupa cómo nos está viendo ese sujeto social nuevo que ha recibido todos los beneficios de este proceso político y que quiere continuar.

–Usted critica a Daniel Scioli por haber comenzado en política con el menemismo, pero dicen que usted viene del duhaldismo. ¿Es así?

–Soy un militante político. Empecé en 1983 en Chivilcoy, enamorado de la democracia porque recuperamos los derechos humanos en una casa donde se había vivido con temor por miedo a que lo vengan a buscar a mi viejo. Fui concejal en el ’93, diputado provincial en el ’95. No fui funcionario de Duhalde. Al contrario, fui el primer tipo que empieza la confrontación con Duhalde y en la Legislatura contra las autoridades constituidas. Tampoco quiero descalificar a ningún compañero, pero no fui ministro de Menem como Scioli. Y nunca fui un hombre del duhaldismo, es una estupidez lo que dicen.

–Hay quienes piensan que después del ciclo del kirchnerismo debe venir uno más moderado, donde se privilegien los consensos. ¿Qué opina sobre esa visión?

–Es falso. El consenso y el diálogo es el consenso y el diálogo de los poderosos que quieren que nada cambie. En la Argentina todavía hay mucha injusticia, mucha desigualdad, y se necesitan cambios para eso. El poder constituido es el que habla de consenso y diálogo para ellos, no estoy de acuerdo. El gran cambio lo inicia Kirchner cuando retoma la centralidad de la política entendiendo que el único sujeto a beneficiar eran las mayorías, que un gobierno no sólo debía ser legal, sino también legítimo. Le asigna un rol al Estado importante, fundamental.

–¿Usted opina que eso es lo que ahora está en riesgo?

–No tengo dudas. Está en riesgo la madre de todas las batallas que es si la política va a consolidar la independencia de estos grupos o no. No tenemos que estar preocupados por la tapa de los diarios, tenemos que estar preocupados –como dijo Cristina una vez– por cómo nos recuerde la historia. La única garantía de llevar adelante un gobierno que incluya a las mayorías es ser independiente y autónomo. Sé que hay muchísimos argentinos que se han beneficiado con las políticas de este gobierno que nos van a acompañar.

–En Carta Abierta también hizo una reivindicación de la gestión porque considera que algún sector la menosprecia, la cataloga de gerenciamiento. ¿Esa mirada persiste?

–El poder intenta condicionar a la política. Primero, desde el desprestigio de la política, por eso hay una permanente descalificación de los hombres de la política. Y después se busca establecer un divorcio entre los éxitos de la gestión y quienes llevamos adelante esa tarea. Se cuentan logros del Gobierno –como pueden ser los documentos o los trenes– y luego dicen “bueno, ahora hablemos de política”. La mejor política es la mejor gestión, que depende de una decisión política. Por ejemplo, en el DNI hubo que pelearse con una multinacional como Siemens para garantizar a los argentinos que hoy tengan derecho a la identidad sin inconvenientes con un documento barato y seguro.

–El otro día se reunió con el intendente de Olavarría, el radical massista José Eseverri, quien lo elogió mucho. ¿Cómo ve esta situación de los intendentes que se van del Frente Renovador?

–Empiezan a tener una fuga muy importante. Hacen política por las encuestas y no se puede hacer política así. Hay un cuadro electoral que define una fuerza de centroderecha que encabeza Macri, que no cree en la centralidad de la política, en el rol del Estado, en la recuperación de las AFJP, YPF, de Aerolíneas Argentinas. Que añora ese Estado ausente que terminó siendo rehén de los empresarios en la década del ’90. Y por otro lado está Massa, que quiere ir por el medio, pero se ha desdibujado absolutamente. Muchos de los que fueron con Massa lo hicieron con un criterio oportunista. De la misma manera están volviendo al Frente para la Victoria porque encuentran la manera de poder ganar.

–¿Y eso es bueno?

–No sé si es bueno o malo, es la verdad. No creo que todos lo hagan por lo mismo, porque algunos se pueden haber equivocado de buena fe. Pero, en su mayoría, priorizaron el oportunismo en aquel momento y ahora le pagan con la misma moneda a Massa.

–Hay un debate acerca de dónde se van los votos que pierde Massa, ¿cree que son votos opositores o que vuelven al peronismo como hacen los intendentes?

–En términos generales hay una gran cantidad de argentinos que adhieren a las políticas del gobierno nacional y que no están dispuestos a tirar todo por la borda. Hay un relato construido por los medios monopólicos que aspiran a que haya un presidente débil, que se puede condicionar. Por eso lo que tenemos que sostener es que haya un presidente independiente, es la mayor garantía de la consolidación de este proceso. No hay que creer en las encuestas, hay que salir a la calle. Ver lo que pasó el 25 de Mayo después de doce años de gobierno.

–¿Cómo observa la posibilidad de que la oposición se una en un frente electoral?

–No me preocupa, que hagan lo que quieran. Va a ganar el pueblo argentino, que va a seguir acompañando este proceso, que no se hagan ilusiones. Compran el relato de los medios monopólicos que no se condice con la realidad.

–¿Cree que en el resultado electoral va a jugar un rol decisivo lo que pase en la provincia de Buenos Aires? ¿Usted tiene algún candidato favorito?

–Presidente pone gobernador. Por eso cuando dicen que Scioli sacó tantos votos en la provincia, no importa, porque en realidad el presidente pone al gobernador. En el ’83 el gobernador fue Armendáriz, que no lo conocía nadie.

–¿Como presidente plantea seguir exactamente con lo mismo que hizo el Gobierno hasta ahora o piensa en una segunda etapa de reformas?

–En principio, hay que consolidar todos los derechos conseguidos en los últimos años y la única forma de hacerlo es el tiempo. Después, seguramente avanzaremos en cosas que hay que profundizar en cuestiones que nos parece que son cada vez más importantes como, por ejemplo, un derecho de tercera generación que es el derecho a la movilidad, que tiene que ver con el transporte público.

–¿Ya sabe quién será su vice?

–No, lo voy a conversar con la Presidenta. Ella es la que conduce este proceso y la opinión de Cristina tiene un enorme peso.

–¿La Presidenta finalmente jugará algún rol en la interna?

–Es una decisión de ella. Gozo de toda su confianza y creo que estoy en sintonía con lo que ha defendido Cristina todos estos años. En los aspectos centrales, hacia el pasado y hacia el futuro, me siento en mejores condiciones que Scioli en materia de derechos humanos, de emancipación de la política, respecto de la posición de los fondos buitre, en la pelea con los multimedios.

–¿Cristina Kirchner debería tener alguna candidatura en las elecciones?

–Es una decisión de Cristina, pero me parece que sería pedirle demasiado. Ha dejado parte de su vida en estos años y me parece un acto de egoísmo. Pedirle eso a Cristina es una locura.

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MALDITA CRISTINA, por Carlos Barragán (para "Tiempo Argentino" del 31-05-15)


Compañeros, bienvenidos a este micro que los llevará hasta la Plaza de Mayo, siempre que me prometan que sabrán fingir entusiasmo, felicidad, convicción, y sobre todo: que harán silencio cuando hable Cristina y pondrán cara de escuchar con atención. Gracias y corriéndose hacia el fondo. Pero si sienten que no van a poder, ni toquen el estribo. Y al que no sepa cómo simular emoción le digo que mejor lo llevo en mi micro a la próxima marcha por algún funcionario judicial. Que en esas marchas no hace falta poner mucha cara. Porque la cara de culo sale fácil.

Es así nomás, el país está lleno de personas que uno puede transportar para que hagan lo que uno quiere. Un día las ponés en el micro de Cristina, y gritan “aguante el modelo”, y al día siguiente las ponés en el micro de Magnetto y gritan “cárcel a la yegua” o “juventud a Fayt”. Es tan sencillo hacer política, mi amigo. ¿Usted necesita meter medio millón de personas en Plaza de Mayo? Bueno, primero haga la cuenta: a 50 personas por micro –van a estar apelmazadas, pero no importa- usted deberá contratar unos 10.000 micros nada más. Cargue los 10.000 micros con las 500.000 personas y bueno, si hasta ahí la cosa fue sencilla, ahora se complica pero no tanto, porque si cada micro mide 13 metros de largo, usted va a necesitar 1 kilómetro de calle para poner 70 micros, 10 kilómetros de calles para poner 700, 100 kilómetros de calles para poner 7000, y para llegar a los 10.000 micros con 500.000 personas son 130 kilómetros de estacionamiento.

"Y habrá que hacerse cargo porque nosotros la elegimos. Que pensándolo mejor, al final Cristina también es bastante culpa nuestra".

Pero la Avenida 9 de Julio es larga, así que de alguna manera, si usted se organiza, lo va a solucionar. La organización vence al estacionamiento, dijo Perón y tenía razón. Hubo de todo estos días, bueno y malo, pero lo que más bronca me dio fue Monseñor Radrizzani en Luján. Yo pensé que el monseñor se iba a avivar y que iba a decir “si los Cielos son infinitos, y si Dios es eterno, que Cristina se quede cuatro años más no es nada. Amén.”  Pero se la perdió. La eternidad debería servir para algo más que para darnos envidia infinita.

Y la verdad, es difícil pensar al sucesor de Cristina con Cristina luminosa como siempre y metiendo goles todos los días. Yo le pediría que nos facilite un poco las cosas y que empiece a empeorar. Tiene algunos meses todavía para empezar a dar discursos mediocres (si quiere se los escribo yo, y de paso da el discurso leyendo), para tomar medidas equivocadas, para hablar bien del candidato menos apto, y hasta para afearse ya que está. Que salga con ruleros y pantuflas, con cara de dormida, con un pucho en la boca, y que diga “bueno, hay que votar lo que hay, qué se yo… dejenmé de hinchar”.
Cristina sabe que quienes la amamos también la vampirizamos, y estamos como yo ahora pidiéndole que haga todo. Hasta que no sea ella misma. Porque uno es jodido y sigue pensando que si todo es gracias a ella, todo es culpa de ella. Y sobre todo que tiene la culpa de concentrar nuestro entusiasmo, cariño, admiración, confianza, lealtad, en su figura. Maldita Cristina. Se acaba el jamón crudo, compañeros.

Y al parecer –si esta vez la Jefa  no hace magia como hizo tantas veces- nos llegó el momento democrático de elegir entre paleta y salchichón primavera. (Aclaro que para este autor morfón todos los fiambres son motivo de mucho respeto.) El salchichón primavera trae de entrada nomás un nombre florido, primaveral, juvenil, es colorido, sabroso, diverso. A mí me gusta. Pero la paleta. ¿Quién puede ponerse del lado de un fiambre con un sabor tan precario?

Un fiambre que queda bien con todo. Un fiambre de combinación universal. Tan dúctil y adaptable que es el único fiambre que hasta se puede cocinar. Cortar finito, grueso, en daditos, lo comen los niños, lo comen los viejos. Nadie rechaza este insípido fiambre que apenas se lo junta con queso, tiene gusto a queso. Con tomate, tiene gusto a tomate. Con huevo, tiene gusto a huevo.

La paleta tiene vocación de otra cosa, porque sola, ella misma en su íntima paletez, no nos evoca nada. La paleta es un fiambre que dice “juntame con lo que vos quieras, que te voy a gustar”. Por eso la incomodidad. ¿Estaremos condenados a vivir extrañando el jamón crudo? ¿Nos volveremos entusiastas del salchichón primavera? ¿O nos la pasaremos poniéndole otras cosas a la paleta para que agarre gusto rico? Maldita Cristina que en la plaza del 25 nos dijo que va a pasar lo que nosotros queramos que pase. Hasta de eso es culpable ella: construyó un futuro y ahora lo deja en nuestras manos. Y cuando creíamos que ya habíamos aprendido lo suficiente, cuando pensábamos que ya éramos grandes, Cristina nos manda a crecer de nuevo. Y habrá que hacerse cargo porque nosotros la elegimos. Que pensándolo mejor, al final Cristina también es bastante culpa nuestra.

Arriba: Cristina Fernández de Kirchner, como diciendo... "Nos vemos en 2019"...

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De Narváez o el último round del massismo, por Roberto Caballero (para "Tiempo Argentino" del 31-05-15)


La salvaje agresión a un periodista por parte del precandidato a gobernador y financista del FR es un síntoma de impotencia política. Entre la sangría de intendentes, los chantajes de Macri y Clarín, y un suegro que quiere volver a colgar el cuadro de Videla, el sueño presidencial de Massa tambalea.

La precandidatura presidencial de Sergio Massa tambalea. El "Operativo Garrochas" que imaginó hace dos años cuando triunfó sobre Martín Insaurralde en el principal distrito del país se dio, pero en un sentido inverso al que preveía: los intendentes que lo apoyaron en su momento vuelven de a uno en fila al Frente para la Victoria (FPV). El aparato mediático opositor, que lo ayudó en su batalla de medio término, con la misma enjundia que lo hizo sentir el niño mimado que ya podía embarcar en la "Interisleña" para tomar por asalto la Casa Rosada, hoy le reprocha que no se baje a sostener la "nueva alianza" que lleva a Mauricio Macri como candidato con el radicalismo conservador de soporte. Felipe Solá, Juan José Alvarez, Alberto Fernández, Darío Giusttozi, Gustavo Posse, José Eseverri, por citar sólo a algunos de los principales referentes del massismo victorioso del 2013, lo abandonan ahora sin culpa. Los mismos empresarios y banqueros que le juraron lealtad infinita lo traicionan delante de sus propias narices dividiendo sus preferencias entre Macri y Daniel Scioli. Su suegro, Fernando Galmarini, le regaló una declaración de esas que espantan adhesiones más que recogerlas ("yo volvería a colgar el cuadro de Videla") y su principal (y, a esta altura, casi único) financista de porte y precandidato a gobernador en la provincia que aporta cuatro de cada diez votos nacionales, el ex dueño de Casa Tía, Francisco De Narváez, le acaba de obsequiar con un cajón incenciado a lo Herminio Iglesias desvaneciendo a golpes al nebuloso editor de una aún más nebulosa agencia de noticias que publicó una nota difamatoria sobre su nada interesante vida íntima.

Calculando el nivel de daño, convencidos como están de que Massa todavía puede retener un caudal de votos peronistas en la provincia que apuntalen el sueño macrista, Clarín y La Nación informaron del episodio (un verdadero escándalo) haciendo eje en el carácter "polémico" o "agraviante" del contenido de la nota publicada, un poco por solidaridad gremial (De Narváez es uno de los accionistas de América TV), otro tanto para justificar lo injustificable: que se le haya soltado la cadena de modo tan torpe, tan evidente y tan incomprensible.

"Las trompadas de De Narváez son el reflejo de la impotencia política".

No es el contenido de la nota lo que está en debate, por injuriosa que fuere, sino su reacción iracunda. Como ocurrió en el caso del semanario francés Charlie Hebdo, la ofensa desde un medio hacia algo que se considera sagrado o intocable, Mahoma o la vida privada de De Narváez, no concede ni habilita la posibilidad de agresión del supuesto ofendido hacia el presunto ofensor.

El ultraje al honor alegado para relativizar un ataque salvaje, en realidad, no es mayor al que soportan casi cotidianamente los políticos del espacio oficial, sin que por eso desmayen a golpes de puño a ninguno de los emisores de los infundios. La virtud de la templanza, en lugares tan inflamados de aseveraciones sostenidas en potenciales que rozan cuando no incursionan directamente en lo infamante, no debería ser reconocida ni destacada desde esta columna, salvo que ocurran sucesos violentos y vergonzosos como el que protagonizó De Narváez en la ciudad de La Plata. Por el que pidió disculpas, es cierto. Después de cometerlo.

No es lo mismo responder dialécticamente a lo que se considera una campaña difamatoria o una extorsión que hacer uso del matonaje y la agresión física. El diputado nacional (que cumple su tercer mandato en el Parlamento) De Narváez no puede ignorar la existencia de leyes que incluyen figuras reparatorias ante el agravio comprobado y la mala fe. Esa es la vía de resolución de conflictos en una democracia civilizada. Nunca el puñetazo a repetición.

La amplia y vigorosa libertad de expresión existente en la Argentina, la misma que De Narváez y sus socios muchas veces han puesto en duda, permite que circulen libros que avanzan fantasiosamente sobre la intimidad de la propia presidenta, médicos opinólogos que diagnostican por TV los síndromes que la aquejarían, titulares que atribuyen cuenta falsas en el exterior de su hijo, crónicas que descubren fantasmales departamentos en Nueva York a nombre de su hija, notas que endilgan prácticas corruptas indemostrables a su marido muerto, entre otras bajezas parecidas, pero ni a los funcionarios de gobierno se les ocurriría golpear a sus autores, ni a la sociedad tolerar que la ley de la selva impere con anuencia generalizada.

Lo de De Narváez atravesó un límite serio. Es un asunto sumamente delicado que recibió un tratamiento casi naif. Es un diputado, es accionista de un medio de comunicación masivo, es el candidato a gobernador bonaerense del Frente Renovador, una de las tres fuerzas con alguna posibilidad de gobernar el país. Según las versiones del hecho dentro de la agencia NOVA, convalidadas por los protagonistas, o no consiguió dominar su instinto o, peor aún, tuvo casi una hora para pensar si cometía la agresión o desistía, e igual decidió llevarla adelante. Si no pudo autocontrolarse, es decir, si actuó bajo emoción violenta, quizá algún tribunal accedería a rebajarle la pena, después de ordenarle un tratamiento psicológico. Si, en cambio, lo pensó dos o tres veces y atravesó el límite a conciencia, con premeditación, habiéndose imaginado cuál sería el resultado, De Narvaéz supera la categoría de persona violenta para transformarse en un individuo peligroso, mucho más cuando pretende terciar en la pelea como estadista provincial.

Su inmensa capacidad económica para financiar campañas propias y ajenas no lo puede instalar por encima de las leyes. Como inversor en medios, que producen rating y generan opinión muchas veces manipulando y mercantilizando la vida privada de los otros, no puede pretextar en su favor que se sintió extorsionado o ultrajado por un libelo para hacer lo que hizo. Su ofensa, como la de tantos, sería explicable. Su golpiza sangrienta, de ninguna manera.

Aún dando por válido que no logró manejar sus impulsos, el caso no pierde gravedad. La incrementa. Un político es, en esencia, un articulador de intereses controvertidos. ¿Qué pasaría el día de mañana si tiene que resolver un pleito con los docentes provinciales que reclaman por salarios? ¿Cuál de los dos De Narváez sería menos peligroso: el que por impulso podría mandarlos a reprimir o el que, deliberadamente, planificaría el castigo a sus detractores? ¿El que se deja llevar por su temperamento? ¿O el que aplicaría fríamente su lógica de mortificación por mano propia? De sólo pensarlo, da miedo.

La agencia de noticias NOVA, a cargo de Mario Casalongue, el agredido por De Narváez, funciona en los hechos como una plataforma habitual de operaciones cruzadas de políticos del Conurbano que se tiran con todo entre sí. No hay político bonaerense que no se altere por sus niveles de virulencia escatológica y, un poco por morbo, otro tanto por utilitarismo, goza de iguales índices de mala reputación y buena audiencia. Hace poco, desde ese sitio se realizó una campaña de demolición apelando a presuntas cuestiones de índole privada sobre uno de los precandidatos a gobernador del FPV que se bajó luego del "baño de humildad" que ordenó Cristina Kirchner. El candidato en cuestión dejaba trascender su furia por lo bajo en cuanta entrevista pudiera, aunque jamás la emprendió a puñetazos contra Casalongue. Como se ve, "el método De Narváez de resolución de conflictos" no es el único. No cualquiera haría lo mismo en su lugar: también existe el respeto por las más elementales normas de convivencia, aún con los que hacen un uso deplorable del derecho a la libertad de expresión.

El caso De Narváez deja algunas preguntas formuladas. ¿Activarán sus pares el mecanismo para despojarlo de sus fueros parlamentarios? ¿Le pedirá Sergio Massa que renuncie a su precandidatura? ¿Se reunirá la Comisión de Libertad de Expresión? ¿De qué lado de "la grieta" quedará el episodio? ¿Massa le pedirá explicaciones públicas a su precandidato a gobernador bonaerense por atacar físicmente al autor de un texto que lo disgustaba?

Si todo este episodio lamentable se cierra con el leve pedido de disculpas por Twitter que hizo De Narváez, será un retroceso. La hipocresía habrá ganado. Esta vez, a los golpes. Eso se llama impunidad.

Volviendo a Massa, que esta semana anduvo haciendo campaña con un Código Penal en la mano como si fuera "la Biblia" (así lo presentó), es razonable que vaya a los canales sin el gesto triunfal que lo caracterizaba y lo haya trocado por un rostro severo. Ultimamente, son todas malas noticias para él. Macri lo desairó. Sus leales lo traicionan. Su tropa se dispersa. Su suegro habla de Videla contra los Kirchner. Su candidato y financista se descontrola. Su aliado José Manuel De la Sota trama en sordina con Adolfo Rodríguez Saá una ingeniería electoral competitiva para derrotarlo en las PASO que acordaron. Sus diarios le piden los votos para otro presidenciable apoyado por La Embajada, que hasta no hace mucho era amiga. Y los incondicionales que le quedan son Graciela Camaño y Luis Barrionuevo, este último, con raros y alarmantes elogios de último momento al líder del PRO.

La suma de potenciales electores que los intendentes del FR retornados al FPV arrastran en su fuga supera el millón y medio de votantes. La sangría parece imparable. Esto inquieta al massimo, o a lo que va quedando de él, pero tampoco tranquiliza demasiado al oficialismo. El escenario con Massa presidenciable es uno y es otro sin él. Aunque tampoco es seguro que, lesionada definitivamente la candidatura del diputado de Tigre, todos esos votos vayan en caravana hacia Macri.

Eso, por ahora, sólo lo cree el círculo que rodea al líder del PRO, que se entusiasma con la idea de unificar detrás de sí a todo el antikirchnerismo. Mientras presionan a Massa para que baje a la gobernación, calzando así en la estrategia diseñada por Héctor Magnetto y la AEA, los operadores macristas hacen cálculos donde suman de modo automático los votos que Massa recogió en la provincia en 2013.

Se equivocan feo. No es lo mismo una elección de medio término que una presidencial. No es igual elegir a alguien para legislar o controlar que para gobernar. El macrismo supone que la sociedad va a decidir entre dos polos: la continuidad o el cambio. Y se convence y trata de convencer a los demás de que su propuesta, la del cambio, es la que va a imponerse.

Es una lectura de la realidad, no el destino. Cambio puede ser sinónimo de peripecia o aventura cuando el escenario general, sobre todo el económico, devuelve una imagen general más o menos estable. Entre la peripecia y la gobernabilidad, no es alocado pensar que la gran mayoría vaya a inclinarse por mantener lo segundo.

Las múltiples oposiciones que hoy discuten si van juntas o separadas a meses de los comicios deberían leer con detenimiento lo que ocurrió en el Chaco. Fueron todos amontonados, como en Mendoza, pero el FPV les sacó 20 puntos porcentuales de diferencia. La sociedad chaqueña no eligió la peripecia. Optó por la gobernabilidad. Proyectar eso mismo a la puja nacional puede sonar a apresuramiento. Pero es cierto que en todas las elecciones que se hicieron, salvo en Capital Federal, la "nueva Alianza" no sólo no logró sacarle una ventaja sustantiva al FPV, sino que en varias (Neuquén, Salta, Chaco) los números la mostraron por detrás, y bastante lejos.

Todo indica que las oposiciones en danza atraviesan problemas (egolatría excesiva de sus dirigentes, apelaciones a cambios radicales, incapacidad para sintetizar propuestas, regionalismo abusivo de sus referentes) que el oficialismo parece tener resueltos de cara a lo que viene.

No es un panorama cristalizado, claro está. La dinámica de los acontecimientos va a jugar su papel en todo esto. Pero la relativa tranquilidad que se advierte en los círculos del kirchnerismo contrasta con el nerviosismo opositor.

Las trompadas de De Narváez son el reflejo de la impotencia política.

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Académico advierte pacto Leonel-Danilo es reparto antidemocrático y para la impunidad, por Máximo Laureano (para "Acento" del 30-05-2015)



“Es una verdadera vergüenza, porque violenta normas legales constitucionales. Establecen la ratificación de candidaturas a cargos municipales y congresuales, poniendo en aprietos la democracia del país y de ese partido"


Foto: Máximo Laureano/Acento.com.do./Profesor Radhamés García.

SANTIAGO, República Dominicana.-El acuerdo de los líderes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), presidente Danilo Medina y expresidente Leonel Fernández, para impulsar la reforma a la Constitución y restablecer la reelección presidencial, es un reparto de poder y un atentado contra la democracia y la institucionalidad, afirmó el profesor Radhamés García.

García, académico y analista político, sostuvo que el acuerdo entre Danilo Medina y Leonel Fernández no es más que un pacto para distribuirse los espacios de poder, que no beneficia en nada a la sociedad dominicana, ya que el grupo cúpula del PLD actúa como una corporación económica para sacar ventajas particulares a costa del pueblo.

“Es una verdadera vergüenza, porque violenta normas legales constitucionales. Establecen la ratificación de candidaturas a cargos municipales y congresuales, poniendo en aprietos la democracia del país y de ese partido. Desde ahora, los que aspiraban a cargos no podrán hacerlo por ese acuerdo de aposento, un convenio que es un verdadero abuso de poder”, refiere el profesor universitario Radhamés García.

    “El académico señaló que lo suscrito en el PLD es el acuerdo de la impunidad, puesto que se ha garantizado que personas con procesos judiciales pendientes, como es el caso del senador Félix Bautista, se mantengan en su cargo, bajo la protección de la Justicia”

El académico también señaló que lo suscrito en el PLD es el acuerdo de la impunidad, puesto que se ha garantizado que personas con procesos judiciales pendientes, como es el caso del senador Félix Bautista, se mantengan en su cargo, bajo la protección de la Justicia, poder que hace tiempo ha sido secuestrado por el poder político ejercido desde la oficialidad morada.

Observó que ha sido un irrespeto a la ciudadanía que el presidente Danilo Medina, quien es el principal beneficiado de estas negociaciones, permanezca mudo, sin explicar al país en qué consiste su plan de reelección presidencial para el período 2016-2020.

“Es una expresión más de que el país requiere de una transición democrática, que necesitamos desbloquear el sistema político, y de que este es el momento para la más amplia unidad de la oposición, una coalición de coaliciones. Se requiere no sólo de la unidad de los partidos políticos, sino de la sociedad civil, con los profesionales que se identifican con la institucionalidad”, sostuvo García.


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Massa, en caída libre, por Gimena Fuertes (para "INFOnews" del 31-05-15)



De más a menos. Esta semana se profundizó la diáspora de intendentes renovadores que decidieron apostar a lo conocido y regresaron al FPV. Quedan pocos aliados que, para colmo, ya conversan con la Casa Rosada.

Poco queda de la euforia que exhibía en la foto de hace menos de dos años, cuando le ganó al kirchnerismo las elecciones legislativas con su flamante partido Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires. Aquél espacio  político que nació en la primera sección del Conurbano, llamado Grupo de los Ocho, y que llegó a sumar a dirigentes de todo el país, se le va desmoronando a Sergio Massa. Desde el comienzo de este año perdió ocho intendentes que huyeron hacia el oficialismo y la oposición, y el contador sigue abierto. Por estas horas, el tigrense no está pudiendo retener a sus armadores más fieles, los intendentes de Olavarría, José Eseverri, y de San Martín, Gabriel Katopodis, y el poder político se le escapa como arena entre los dedos.

Según Tiempo Argentino, primero fue Sandro Guzmán, pero a Sergio Massa no le importó su partida porque el intendente de Escobar era uno de los que se había mantenido cerca del Frente para la Victoria. Después fue su jefe del bloque de Diputados Darío Giustozzi, ex intendente de Almirante Brown, quien se fue dando un portazo porque Masa había sumado a Francisco de Narváez a la  lista de precandidatos a gobernador bonaerense. El gran acto de Vélez del  1º de mayo tampoco  sirvió para frenar la sangría de dirigentes. Por más que Giustozzi fue uno de los pocos mencionados en el discurso de Massa, esa misma semana firmó el pase al Frente para la Victoria, con Daniel Bolettieri, reemplazante en Almirante Brown, como primera señal de la reconciliación. Allí tejió lazos el sciolismo, en especial la ministra de Gobierno Cristina Álvarez Rodríguez. Hacia otro lado huyeron los intendentes Gustavo Posse, de San Isidro, y su par de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino. Posse pegó el portazo en febrero cuando vio que no tenía chances de competir para la gobernación contra De Narváez y Giustozzi. Trató de colgarse de la boleta presidencial de Mauricio Macri pero no lo dejaron. Lo mismo le pasa a Cariglino, por lo que ambos quedaron a mitad del río, en búsqueda de un sello para renovar las intendencias de sus propios pagos.

Según cuentan sus ex aliados, por estas horas Massa sólo escucha a su mujer Malena Galmarini, la diputada Camaño, y su marido, el sindicalista Luis Barrionuevo.

Los capitanes de la operación rescate del kirchnerismo son el jefe de Gabinete Aníbal Fernández, el ministro de Planificación Julio De Vido y el secretario general de la Presidencia Eduardo "Wado" De Pedro. Estos tres interlocutores fueron los encargados de lograr esta semana que las partidas del massismo redunden en regresos al Frente para la Victoria. Hasta el momento, lograron el retorno de los intendentes Raúl Othacehé de Merlo, Huberto Zúccaro de Pilar y José Eseverri de Olavarría, uno de los más cercanos a Massa hasta ayer. Es que desde el kirchnerismo no querían perder iniciativa en la recuperación de intendencias, ya que el sciolismo y el PRO también estaban a la pesca. De hecho, Scioli iba a mostrarse con Othacehé en Merlo, luego de haber compartido un acto por la policía rural, pero "El vasco" se sacó primero la foto con Wado y De Vido. Scioli llegó un día después y logró el apoyo del jefe comunal del oeste a su precandidatura presidencial. Algo parecido pasó con Eseverri, quien posó junto a Florencio Randazzo en el acto de la llegada del tren 0 KM a Olavarría.

A medida que los intendentes vuelven, se van pronunciando a favor de uno u otro precandidato nacional y provincial. Si bien el principio de jugar "todos con todos" se mantiene, comenzaron a aparecer algunos pronunciamientos, como el del intendente de Lincoln, Jorge Fernández, quien militará para que Aníbal Fernández sea gobernador (según anunció ayer en un acto con el diputado Omar Plaini), o Francisco "Barba" Gutiérrez, jefe comunal de Quilmes, quien anunció que jugará con Julián Domínguez.

Ayer las reuniones en el partido de San Martín se sucedían una tras otra. La señalética municipal y las pintadas de campaña ya perdieron los colores massistas y todo volvió a ser celeste y blanco. Sin embargo, el regreso del intendente Katopodis es uno de los más difíciles, ya que el propio Massa y una de sus pocas figuras fieles, Graciela Camaño, son oriundos de ese partido y sus dirigentes y familiares están ubicados en todas las áreas de  gobierno. Si cae Katopodis, el intendente de San Miguel Joaquín de la Torre también puede seguir su camino y será el que apague la luz.

Según cuentan sus ex aliados, por estas horas Massa sólo escucha a su mujer Malena Galmarini, la diputada Camaño, y su marido, el sindicalista Luis Barrionuevo. Cuando comenzó la caída libre, le aconsejaron manotazos de ahogado. En ese derrotero, primero golpeó las puertas del PRO para pedir una gran PASO de presidenciables de la oposición y nadie contestó. Luego empezaron a evaluar la posibilidad de que se baje a la provincia y juegue como candidato a gobernador en una alianza con el PRO, o que dispute el territorio bonaerense en la boleta presidencial de José Manuel de la Sota, su adversario en el espacio UNA. Ahora, incluso, están creciendo las versiones de que, tras una reunión familiar que tendría lugar este martes, Sergio Massa se iría a su casa.

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SORPRESAS DE FIN DE MES, por Gustavo Rosa (para "Apuntes Discontinuos" del 30-05-15)

Nuestros ojos miran, sorprendidos, un descubrimiento que no es tal: hay corrupción en el fútbol. Y, como en el cine, son los cowboys los que descubren todo. Hasta Grondona está hasta el cuello. Más de 30 años al frente de la AFA y revelan sus chanchullos bastante tiempo después de su muerte. Algo es algo. Una noticia a escala internacional sin muertos ni heridos que nos sacude la modorra provinciana. Si no fuera por esto, deberíamos ocuparnos de los disturbios en Monte Hermoso –que algunos insisten en llamar pueblada- y el duelo cada vez menos amigable entre Randazzo y Scioli. O las estocadas del primero, en realidad, porque el segundo ni se da por aludido. Después de dejarse llevar por la operación Burlas al Manco, el gobernador bonaerense decidió seguir su ruta, aunque eso signifique extraviarse en un laberinto de desconciertos.
 Sin dudas, el Frente Renovador se está renovando tanto que casi no le quedan integrantes. Como buen capitán, Sergio Massa será el último en abandonar el barco que avanza hacia un naufragio inevitable. Pronto será divertido recordar que alguna vez soñó con ser presidente exhibiendo tan poco. Un producto mediático más que fracasa. En sus espasmódicos intentos por subsistir, el tigrense se colgó de la reacción del pueblo de Monte Hermoso que, cansado de tanta inseguridad, se lanzó a las calles para practicar la Gran Nerón. “La gente está harta de la inseguridad y la inoperancia de la policía –dijo, apelando al lugar común- Harta de los políticos que no asumen su responsabilidad”.
Por lo que parece, la muerte de Catherine Moscoso no se encuadra en los parámetros de la llamada inseguridad –que le puede tocar a cualquiera- sino que es un homicidio perpetrado por conocidos. Estos discursitos vacíos y de ocasión ya han provocado el linchamiento de un anciano y el incendio de medio centro de la ciudad balnearia. No sólo los discursitos: de los cuatro detenidos por el vandálico suceso uno es precandidato a concejal y el otro ya es diputado por el massismo. Y parece que son mucho más que simples participantes. En realidad, las palabras del candidato al fracaso parecen coronar una puesta en escena de las que vamos a ver muchas hasta las elecciones generales.
Una interna para el futuro
Florencio Randazzo ha decidido no dejar pasar un solo desliz de su rival para las PASO, el gobernador Daniel Scioli. Todos los días encuentra una perlita para que la extraña pertenencia del ex motonauta al FPV sea más notoria. No es para menos: a la par que Scioli pondera a Kicillof, su gurú económico Miguel Bein sugiere la posibilidad de arreglar con los buitres. “Nuestra posición es clara –señaló el ministro de Interior y Transporte- no vamos a entrar en el juego de usureros que lucran con el esfuerzo del pueblo”.
En principio, lo que parece haber en esta exagerada interna es una solicitud de definiciones más claras. Daniel Scioli siempre ha dado muestras de conciliación con los que muchas veces han actuado como enemigos. Que aparezca muy cómodo en los espacios de Clarín puede ser un poco doloroso, más aún cuando este grupo se ha burlado de la ley de medios con todos sus artilugios corporativos y aún la Justicia no ha citado a sus directivos en la causa Papel Prensa. Además, que tanto él como su esposa hayan reaccionado de acuerdo al guión hegemónico en la malsana tergiversación de los dichos de Randazzo en la asamblea de Carta Abierta, deja un sabor amargo.
De cualquier modo, el FPV, después del baño de humildad solicitado por La Presidenta, ha quedado con dos precandidatos para la Rosada. Y en las PASO, como es previsible, de esos dos saldrá el elegido para dar continuidad a este proyecto iniciado en 2003. En el acto del 25 de mayo, Cristina aportó la clave: “va a pasar lo que ustedes quieran que pase”. Una vez más, puso el futuro en manos de todos. Y no sólo al momento de coronar a Randazzo o Scioli, sino más allá de las PASO. Y de las elecciones generales de octubre, también.
Por supuesto que ya no estamos hablando de las propuestas opositoras. La comparsa que se acomoda detrás de Macri ha dejado de ser una amenaza, más allá de que sus seguidores se entusiasmen con la posibilidad de que Miguel del Sel se convierta en gobernador de Santa Fe. El Frente Progresista que lidera Margarita Stolbizer ya se ha resignado a ser furgón de cola. Y el collage de Massa está perdiendo colorido. No, el futuro de cara a octubre se centra en la interna entre Randazzo y Scioli.
Por si alguno aún tiene dudas, en Mauricio Macri se concentra todo lo que hemos dejado atrás: la prepotencia de los poderosos y la pulsión por la desigualdad. Margarita Stolbizer promete un laberinto de confusión, tan contradictorio como el juego de opuestos que propone su nombre. Y Massa, abandonado por sus aliados y boicoteado por los que persisten en estar con él, se disuelve en la inconsistencia de su inexistente contenido. ¿Cómo saldrá de los tropiezos de la última semana? No sólo de la posible organización de los destrozos en Monte Hermoso por parte de algunos massistas, sino de la feroz golpiza que De Narváez propinó a un periodista y de los dichos de su suegro, Fernando Galamarini, que solicitó la restitución del cuadro de Videla porque “es parte” de su vida.
No, en este absurdo y peligroso abanico de dislates no puede estar el futuro; en ese licuado almibarado hay mucho veneno; no es un elixir sino una pócima nefasta que sólo nos provocará el malestar que ya hemos padecido en las últimas décadas del siglo pasado. El mañana sólo está en manos de este presente poderoso que estamos protagonizando y sea Randazzo o Scioli el designado para suceder a Cristina, no podemos permitir que se diluya entre nuestros dedos. El que sea deberá continuar por este sendero que hemos comenzado a transitar apenas inaugurado el nuevo siglo. Y por lo que parece, no vamos a permitir ningún desvío.
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FERRER: "En Argentina hubo genocidio industrial", por INFOnews del 30-05-15

 Arriba: Publicidad de tiempos de la dictadura militar en favor de la apertura económica irrestricta


El reconocido economista Aldo Ferrer participó del ciclo Íntimo INFOnews entrevistado por Ana Vainman.  Conocé el panorama económico de nuestro país.


Aldo Ferrer analizó la economía argentina. En una charla con Ana Vainman indicó que en los últimos años  “ha habido un cambio histórico”. “Se recuperó el Estado nacional y esto dio lugar a una ubicación distinta”, expresó.
El economista señaló que Argentina actualmente tiene un bajo nivel de endeudamiento.  “En la década del ‘90 el Estado era neo-liberal, las decisiones las tomaban los grupos privados”, recordó.
También recordó que en Argentina hubo períodos prácticamente de genocidio industrial, por ejemplo durante la dictadura.
Es necesario argentinizar la economía”, opinó.
Respecto al empresariado, Ferrer indicó que “no hay empresarios sin Estado. Hace falta un fuerte Estado que abra espacios para la actividad privada”, sostuvo.
Sin embargo, Ferrer destacó algunos problemas: “Subsisten problemas importantes que no se han resuelto: el subdesarrollo industrial,  el problema de la falta de dólares y la tasa de inflación”.
Según el prestigioso economista, Argentina creó mecanismos de defensa en la economía que permite sobrevivir. “Pero está claro que no es el mejor escenario”, opinó.
Además, respecto a los acuerdos con China el economista realizó algunas advertencias. "Hay que tener cuidado porque China se comporta como una nación industrial, podemos correr el riesgo de cumplir con China el papel que cumplimos con el Atlántico Norte". 
Finalmente, Ferrer concluyó con una opinión positiva: “Hay problemas pero el sistema no está descontrolado”.

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http://www.infonews.com/nota/202215/en-argentina-hubo-genocidio-industrial

CENTRO KIRCHNER, por Luis Bruschtein (para "Página 12" del 30-05-15)


Por Luis Bruschtein

Las listas de Jorge Capitanich arrasaron en las PASO chaqueñas y tiñeron las fiestas mayas chaqueñas. Entre el viernes y el lunes millones de personas circularon por Avenida de Mayo en Buenos Aires, miles asistieron al traslado del sable de San Martín y en esos días se inauguraron el Sitio de Memoria sobre la represión más trascendente de esos años y un centro cultural que por su ambiciosa propuesta se proyecta de aquí en adelante como eje de las expresiones y actividades de la cultura de todo el país. El 25, cientos de miles se agolparon en la Plaza para escuchar a la Presidenta y recordar tanto la fiesta patria como la asunción de Néstor Kirchner en el 2003. La política atravesó los festejos y enojó a una oposición que poco a poco se va nucleando alrededor de Mauricio Macri, un empresario de centroderecha que lo primero que hizo cuando asumió como mandatario porteño fue embanderar el Gobierno de la Ciudad con el color amarillo de su partido.
La historia siempre tiene una mirada política porque sus protagonistas, su desarrollo, sus investigadores y sus intérpretes la tienen o la han tenido. Y los políticos tienen una raíz histórica más allá de su voluntad. No salen de un repollo sino que expresan continuidades y rupturas de condicionantes anteriores a ellos, que constituyen sus matrices. Aunque no las asuman, consciente o públicamente, las van a estar expresando.
La historia y la política no son lo mismo pero están irremediablemente entrelazadas. Como en todos los órdenes relacionados con la política, cuando se habla de despolitizarlos, lo que se está diciendo en realidad es que hay que respetar la política que se impuso sobre las demás. Es la exigencia que se formula desde un lugar de poder para que se respete a aquella mirada política de la historia que, como es hegemónica, puja para que se la asuma como natural, originada en alguna esencia del universo que en realidad es nada más que el sentido común impuesto por esa hegemonía desde ese poder.
Aun así hay una identidad histórica que no se alimenta de una sola vertiente (por la hegemónica o por la opuesta), sino que de alguna manera se constituye por todas, como la personalidad de un individuo que tiene ángulos tan diferentes y contradictorios. Se puede discernir entre unos y otros, pero no se puede excluirlos si lo que se busca es reconocer una identidad que se cristaliza en un momento del pasado que se proyecta hacia el presente.
Por eso, y a pesar de eso, separar en forma tajante la historia de la política es imposible. No fue casualidad que la protesta más airada por la supuesta apropiación de las fiestas de mayo por el kirchnerismo proviniera del diario La Nación fundado por Bartolomé Mitre.
Como cuando propugna la “objetividad periodística”, cuando reclama por la apropiación de la historia, el diario La Nación abjura de su origen, de los motivos para los que fue fundado por ese hábil político conservador. Es casi una broma de la historia que La Nación sea portavoz de ese reclamo porque si hubo alguien que quiso apropiarse de la historia y lo hizo fue Bartolomé Mitre. Con mucha sagacidad y con un entendimiento profundo de los decursos recónditos del poder, Mitre emprendió la monumental tarea de escribir la primera versión más o menos científica de la historia argentina y fundó un medio de comunicación como La Nación. La historia mitrista, con sus buenos y sus malos ideológicamente concebidos, logró instalarse como historia oficial y todavía hoy muchos la asumen así. El impulso de fundación de La Nación fue tan poderoso que se proyectó hasta el presente, cuando se mantiene como la voz principal del conservadurismo. Mitre, que fundó además un linaje aristocrático al modus argentino (su familia era de origen griego de apellido Mitropoulos), era un intelectual y un político de raza con gran sentido del poder, lo que le permitió influir en toda la segunda mitad del siglo XIX atravesando confrontaciones, guerras y luchas intestinas. Su historia argentina y su diario fueron concebidos como armas de la disputa de un hombre siempre a la ofensiva, dispuesto a todo para instalar su ideario conservador porteño.
Los nombres de las calles, los de las plazas y sus estatuas, en Argentina, sobre todo en Buenos Aires, tienen las mismas elecciones y prioridades que la historia de Mitre, aunque poco a poco ha comenzado a flexibilizarse. Por eso, en un momento de su discurso, el 25 de Mayo, en la Plaza de Mayo, la Presidenta advirtió a los que criticaban la designación del nuevo centro cultural en el viejo Correo con el nombre de Néstor Kirchner. “Si es por criticar nombres, nosotros podríamos revisar los nombres de muchas calles”, advirtió.
El discutido nombre va más allá de una reivindicación personal. El nuevo centro cultural está concebido para dar testimonio de una época del país y ha sido diseñado con ese propósito. Y Néstor Kirchner es el nombre que mejor da cuenta de esta época. Si no hubiera sido por el ex presidente pingüino, el viejo Correo sería un monumento a la hamburguesa o un shopping al estilo de las bellísimas Galerías Pacífico o del hermoso edificio del Abasto, dos joyas arquitectónicas que fueron abandonadas y privatizadas por la cultura del neoliberalismo.
En vez de hamburguesas y shopping, la nueva época propone un gran centro cultural federal, un polo de cultura de la Nación, un gran centro público que no tiene por qué ser menos que los privados donde sólo pueden acceder los que tienen plata para pagar la entrada. Hay una concepción detrás de esta obra imponente tan criticada por los que privatizaron Galerías Pacífico y el Abasto y quisieran privatizar el Colón. Dirán que es un concepto “peronista” o “populista” o “estatista” priorizar la cultura sobre el shopping y la hamburguesa y que además no se piense a la cultura popular como una limosna, como una excreción de la gran cultura de las elites y, en cambio, se admita al pueblo en un ámbito que envidian los privatizadores. Son visiones diferentes. El nuevo centro cultural representa una de ellas, de la que a su vez el fallecido ex presidente Néstor Kirchner es su expresión más cabal. No se trata de una glorificación faraónica sino de la proyección de una época, por lo que bautizarlo con su nombre tiene sentido.
La oposición hace una construcción de negación total del oficialismo. Es un esquema que no puede consentir nada bien hecho por su adversario. Es la estrategia de negar todo, cerrarse a todo, plantear cada acción del oficialismo como un examen final. Pero es una estrategia peligrosa, porque el kirchnerismo es hiperquinético y genera situaciones todo el tiempo como una metralla que golpea sobre ese muro de negación que en un punto se resquebraja. Sobre esa base, las alianzas del macrismo y los radicales y un crecimiento razonable en las encuestas, los medios opositores habían creado laboriosamente un clima propicio y triunfalista para la candidatura de Mauricio Macri. Pero una estrategia tan rígida de negación se derrumba como un castillo de naipes cuando se genera una expectativa por el fracaso de los festejos de la Semana de Mayo y ese esperado fracaso se convierte otra vez en una convocatoria de millones de personas. Arrastrada por esa estrategia de los medios opositores, la oposición pasa del triunfalismo a la depresión. La Semana de Mayo fue de apogeo para el kirchnerismo, que también aportó otros contenidos a su propuesta democrática.
Lo hizo con la exaltación de los derechos humanos en la inauguración del museo de la ex ESMA y del general San Martín con el traslado de su espada, el sable que nunca se desenvainó contra sus compatriotas. También allí hubo una intención política clara: esta democracia toma el San Martín que combatió por la libertad y nunca contra sus paisanos, y los derechos humanos que violaron las dictaduras. Fueron los dos símbolos que se promovieron esa semana más allá de las protestas de algún sector de la oposición y la hipocresía de La Nación. Por encima de ese debate menor, e incluso de la apuesta más tacticista electoral del Gobierno, hubo un aporte que trasciende todo eso: una democracia sin golpes militares y respetuosa de los derechos humanos.

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